Para empezar, mucho amor por las palabras. Ese es un ingrediente básico para producir un diccionario.
Escrito por Natalio Cosoy
Es algo que tiene María Clara Henríquez, coordinadora del equipo que trabaja en la elaboración del diccionario de colombianismos que está produciendo el Instituto Caro y Cuervo, dedicado a la preservación y promoción de las lenguas de este país.
Lo poseen ella y los otros miembros del equipo de nueve personas que trabajan en él.
Pero también hay elementos prácticos a tener en cuenta en la producción de una obra como esta.
"Que el término esté ya un poco fijo en la lengua", es uno que menciona Henríquez al hablar de cómo se seleccionan las palabras a incluir.
Libreta
Para ello los expertos como ella se concentran mucho en la prensa, hablada y escrita, porque funciona como intermediaria entre el hablante corriente y el lenguaje impreso.
De hecho, en el pasado ella andaba con una libreta que en la que iba coleccionando recortes de diarios con ejemplos de colombianismos.
Empezó a hacerlo en 1997, mucho antes de que naciera el proyecto del diccionario, que comenzó a elaborarse en junio de 2015.
"No hay un corpus del español de Colombia", dice la lexicógrafa, lo que no hace sencilla la identificación de términos y obliga a hacer ese trabajo detectivesco.
Aunque sí existe un diccionario de americanismos de la Real Academia Española (en el que trabajó Henríquez).
De hecho, también hay un diccionario de colombianismos, que data de 1993 y fue elaborado por un equipo encabezado por dos reconocidos lexicógrafos alemanes, Günther Haensch y Reihold Werner, pero ya está desactualizado.
Y hay otras obras que contienen términos propios de este país, aunque son repertorios de palabras más que diccionarios.
8.000 preguntas
Pero no alcanza con las referencias de los archivos de hemerotecas y videotecas o de obras pasadas.
También se hacen entrevistas y encuestas. Es algo que se hace desde hace años para confeccionar un diccionario.
Se hizo para la elaboración del "Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia", una de las obras de referencia utilizada por los lexicógrafos y editada por el Caro y Cuervo, que llevó años de producción en el siglo XX.
"En esa época todavía no había luz en muchas partes, bueno sigue sin haberla en muchos lugares, y no había televisión y nada de eso, y entonces la gente se podía sentar a conversar con usted por ocho horas", cuenta Carmen Millán, directora general del instituto.
"Entonces los cuestionarios tenían 8.000 preguntas al comienzo".
Ahora todo es más sencillo, incluso el armado de la obra, que se hace con un software que facilita muchísimo el trabajo.
Una selección
Hay muchos colombianismo que han capturado la atención de María Clara Henríquez, por diversos motivos. Estos son algunos (con definiciones libres y comentarios):
- arruncharse. Algo así como acurrucarse amorosamente. Henríquez cuenta que decía el profesor José Joaquín Montes, uno de los dialectólogos que más sabía del español de Colombia, que proviene probablemente de "runcho", un marsupial que se contrae cuando lo van a atrapar.
- guayabo. De esta palabra a Henríquez le gusta la polisemia. Estos son sus significados: 1. árbol que da la guayaba; 2. resaca; 3. extrañar a alguien.
- picó. Conjunto de grandes bafles que se usan en la Costa para pasar música. A quien lo maneja se le llama "picotero".
- recordar. Despertar, en la Costa. Por ejemplo: "Me recordé como a las 8 de la mañana". Henríquez todavía no sabe si se incluirá en el diccionario.
- revueltería. Se usa en Antioquia, por ejemplo, y es el sitio donde se venden las verduras para el revuelto del sancocho. A ese revuelto en Bogotá le dicen "recado".
- rolos. Así le dicen a los bogotanos. Según Rufino José Cuervo (uno de los dos hombres que dieron nombre al instituto), cuenta Henríquez, viene del francés rouleau (rodillo), porque se supone que son "bajitos y redonditos".
Pero hay cuestiones que no se pueden delegar en la informática: como seleccionar y descartar.
Por ejemplo, los expertos dejarán para un apéndice o anexo del diccionario muchos términos específicos de la flora y la fauna propios de Colombia, de los que hay enormes cantidades.
Es importante para ellos mantener un equilibrio temático, así intentan que tampoco haya una predominancia de lenguaje de sicarios, del hampa o el crimen.
Palabras costeñas
"Es difícil", agrega además Henríquez, "la delimitación regional o generacional".
Da dos ejemplos que finalmente sí fueron incorporados.
Primero, "poner pereque", que es muy bogotana, y no tan contemporánea en su uso. Quiere decir pedir un favor molesto.
Otra muy bogotana es "qué guama", que quiere decir qué problema (la guama es una fruta). También es de generaciones anteriores.
Aunque Henríquez hace una confesión: "He logrado meter muchas palabras costeñas, porque mi papá era guajiro (del departamento de La Guajira, en la costa Caribe)".
Gratis en internet
Cada lexicógrafo del equipo de Henríquez ha compilado unas 18 palabras por día.
Así, hasta ahora llevan recolectados y definidos 3.500 colombianismos, aunque esperan alcanzar los 10.000, o incluso superarlos.
Se estima que la obra estará lista hacia 2017.
Además de venderse en formato impreso podrá consultarse en internet en forma gratuita.
La w
Mientras el mayor número de términos del diccionario de colombianismos corresponden a la letra c, que incluye la ch, la menor cantidad de entradas pertenecen a la w (la x no tiene ninguna). Son solo estas tres (con las definiciones que tendrán en el diccionario de colombianismos):
- waflera f. Aparato generalmente eléctrico, consistente en dos planchas que se cierran una sobre la otra, con el que se preparan los waffles.
- wincher m. Sistema de amarre que tienen vehículos como camionetas o jeeps, compuesto por un tambor en el cual se enrolla un cable de acero que se usa para arrastrar algo.
- waffle (tb. wafle) m. Masa blanda de forma rectangular o cuadrada, hecha con harina, huevo y leche, que se prepara en una waflera que le da su característica superficie de cuadritos, y se come cubierta de dulce de fruta o miel.
Nota: la versión original de esta nota contenía algunas erratas. Una señalaba que el cuestionario del 8.000 preguntas se elaboró para el diccionario en el que trabajó Rufino José Cuervo, pero fue parte del trabajo de investigación para la confección del "Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia"; otra decía que fue Caro en vez de Cuervo quien sugirió la etimología de "rolo". Ya fueron corregidas.
[Fuente: www.bbc.com]
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