Se cumple hoy, 9 de Av, el sexagésimo cuarto aniversario de la ejecución stalinista de los judíos de la cárcel de Lubynaka, Moscú, encarcelados el mismo año de la proclamación del Estado de Israel, acusados de traición a la patria.
13 de agosto de 1952,
sótanos de la prisión de Lubyanka, Moscú; trece intelectuales judíos y
máximos exponentes de la literatura en ídish de Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, los cuales seis años antes habían sido
encarcelados por orden directa de Stalin, son ejecutados por ser
considerados traidores a la patria.
Una vez que se conoció lo ocurrido, ese ajusticiamiento fue denominado la “Noche de los Poetas Asesinados”.
Peretz Markish (1895-1952), poeta ídish, cofundador de la Escuela de Escritores, una escuela literaria ídish de la Rusia soviética
David Hofstein (1889-1952), poeta ídish
Itzik Fefer (1900-1952), poeta ídish, informante del Ministerio del Interior
Leib Kvitko (1890-1952), poeta y escritor ídish de los niños
David Bergelson (1884-1952), distinguido novelista
Salomón Lozovsky (1878-1952), director de la Oficina de Información Soviética, comisario adjunto de Relaciones Exteriores, denunció vigorosamente las acusaciones contra él y los demás.
Boris Shimeliovich (1892-1952), director médico del Hospital Clínico Botkin, Moscú
Benjamin Zuskin (1899-1952), asistente y sucesor de Salomón Mikhoels como director del Teatro Judío Estatal de Moscú
Joseph Yuzefovich (1890-1952), investigador en el Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Soviética, dirigente sindical
Leon Talmy (1893-1952), traductor, periodista, exmiembro del Partido Comunista de EE.UU.
Ilya Vatenberg (1887-1952), traductor y editor de Eynikeyt, periódico de la JAC; líder laborista sionista en Austria y EE.UU. antes de regresar a la URSS en 1933
Chaika Vatenburg-Ostrovskaya (1901-1952), esposa de Ilya Vatenburg, traductora en JAC.
Emilia Teumin (1905-1952), directora adjunta del Diccionario Diplomático, editora de la División Internacional
Personalidades de la cultura judía que se convertirían en miembros del Comité Antifascista Judío firmaron un llamamiento a los judíos del mundo para apoyar el esfuerzo de guerra soviética contra la Alemania nazi, Moscú, 1941.
Una década antes de tan fatídica fecha, en plena Segunda Guerra Mundial, esos intelectuales judíos fundaron el Comité Judío Antifascista – CJA, con la anuencia del dictador soviético, para conseguir el apoyo económico de los judíos que vivían en los países occidentales, en especial en los Estados Unidos, y ayudar a los casi dos millones de judíos que huyendo del nazismo habían encontrado refugio en la URSS.Las labores desarrolladas por la CJA la convirtieron en una especie de representante de los judíos que vivían en la URSS: eso fue suficiente para molestar a Stalin, quien como todos sabemos fue un convencido antisemita.
Concluida la II Guerra Mundial, la inmensa mayoría de los judíos que se habían refugiado en la URSS decidió no permanecer más en territorio soviético, mientras unos intentaban radicarse en los países occidentales donde tenían parientes, decenas de miles optaban por dirigirse a Eretz Israel, desoyendo a los miembros del CJA que consideraban que la URSS era el lugar en donde podrían vivir sin sufrir persecuciones.
El inicio de la denominada “Guerra Fría” en la que se enfrentaban por motivos ideológicos la URSS y los Estados Unidos, como el advenimiento del Estado de Israel, brindaron a Stalin la oportunidad de desmantelar el CJA y detener a sus miembros, en 1948, acusándolos de traición por mantener lazos con las potencias occidentales, basándose en un proyecto de Mijhoels de establecer un estado judío en Crimea en el que se asentaran los sobrevivientes de la Shoá.
Según Stalin, ese estado contaría con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, quien desde allí, en un futuro no lejano, invadiría la URSS para derrocar al régimen soviético.
Mientras que la mayoría de los integrantes del CJA eran torturados y obligados a firmar confesiones en las que aceptaban los cargos de traición, Mijhoels murió a consecuencias de un accidente de tránsito en la ciudad de Minsk, que luego se supo que fue planificado y ejecutado por los servicios de seguridad soviéticos.
El resto de los miembros del CJA fueron llevados a juicio, en los que no contaron con abogados defensores, y cuya sentencia ya estaba decidida de antemano, la pena de muerte. De acuerdo a las declaraciones de un oficial que los presenció, efectuadas luego de la muerte de Stalin, los juicios fueron una parodia en los que realmente se los juzgaba por ser judíos.
Si bien Stalin había ordenado que no se difundiera el ajusticiamiento de los intelectuales judíos, la noticia trascendió, pero muchos judíos del mundo entero se negaban a aceptarla. Cuando luego del deseo del dictador fueron confirmadas, algunos intentaron justificarlas hasta que Nikita Krushchev, años después, publicó un perdón póstumo para miembros ejecutados del Comité Judío Antifascista, afirmando que los juicios fueron “flagrantes violaciones de la ley”.
[Fuente: phuergocaso.wordpress.com]
NUNCA MAS!!!
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