El popular historiador italiano se adentra en la vida y milagros del autor de la 'Divina Comedia' para, con su erudición y gran pulso narrativo, firmar una biografía que desmonta malentendidos y leyendas y que acaba de publicar Acantilado.
Alessandro Barbero |
Presentado por Alberto Ojeda
Con sus pintas de empollón máximo de la clase y su voz atiplada, Alessandro Barbero (Turín, 1959), ciertamente, no estaba llamado a ser una figura popular masiva. Menos dedicándose a la historia y especializándose en el Medievo (es profesor de la Università degli Studi del Piemonte Orientale Amedio Avogadro). Pero si vamos a Youtube y vemos el cómputo de visitas de sus ponencias (que van más allá de asuntos medievales, adentrándose en el Risorgimento, el fascismo, la I y la II Guerra Mundial, los anni di piombo…), llama la atención los cientos de miles de visitas que tiene. Supera incluso a algunos cantantes de reguetón en candelero. Cuando entra en una sala y se acerca al atril, el público lanza apabullantes salvas de aplausos para acogerle. Al escucharle (y al leerle) se entiende tanto fervor.
Claridad y erudición aliadas en su discurso, con toques de humor siempre bienvenidos. Hilvana, además, la microanécdota con la interpretación geoestratégica de manera envolvente, cualidades que recuerdan a nuestro David Solar, otro maestro en embelesar al personal con la narración del pasado. Colaborador y asesor de la Rai, ganó el premio Strega en 1996 con su primera novela histórica, Bella vita e guerre altrui di Mr. Pyle, gentiluomo, ambientada en las guerras napoleónicas. En su biografía de Dante, que ahora llega a las librerías españolas de la mano de Acantilado, mantiene, sin embargo, a raya su vertiente noveladora para centrarse en los datos objetivos recogidos en los contados documentos que refieren la vida y milagros del autor de la Divina Comedia.
¿No es frustrante escribir una biografía de Dante por la escasez de información y de fuentes?
No, no, frustración es la última de las sensaciones que he tenido. Un historiador sabe bien que el conocimiento del pasado está llena de lagunas, en particular uno del Medievo. Pero Dante es quizá el hombre de este periodo del que tenemos más información, aunque las zonas oscuras permanecen y puede ser irritantes.
¿Ha encontrado algún documento nuevo no manejado hasta ahora?
No, durante siglos los estudiosos han cribado los archivos y descubierto todos y cada uno de los documentos relacionados no solo con Dante, sino también con todos sus antepasados y parientes. Es muy difícil que emerja algo nuevo. Pero mi trabajo consiste en interpretar los materiales.
En esa labor de interpretación sí rebate algunos tópicos antiguos.
He podido corregir algún malentendido, como los relativos al préstamo que solicitó con su hermano. Siempre se ha colegido de ello que estaba en dificultades económicas y se ha creado la leyenda de un Dante pobre. En realidad, era rico y esos préstamos, de sumas muy elevadas, vendrían a ser el equivalente de los que piden hoy los empresarios de éxito. La pasión de Dante por la caballería y las armas y su participación en la guerra en diversas ocasiones son aspectos infravalorados y que sin embargo resultan muy relevantes para entender su carácter, aparte del estatus de su familia.
Su obra literaria refleja aspectos de su propia vida, pero casi siempre de manera críptica. ¿Hasta qué punto es una fuente útil y fiable?
Es útil pero poco fiable. Cuando Dante habla de sí mismo, hay mucho de lo que podemos aprender pero ojo con creérselo todo. En la Comedia reconstruye con frecuencia la historia de la propia familia y su trayectoria política de modo subjetivo. Así, el famoso el encuentro con Farinata está escrito en un momento en que, después de haber sido aliado de los gibelinos, un Dante exiliado del régimen güelfo de Florencia, usa este para hacerse perdonar y dar a su familia una patente de güelfismo militante que, como mínimo, es exagerada.
¿Y la biografía de Boccaccio? ¿Es un sólido punto de partida?
Sí. Boccaccio entrevistó a personas que conocieron a Dante, que le contaron incluso cómo era físicamente. Cuando Boccaccio inventa, para embellecer su relato, se nota mucho, pero aporta muchos detalles creíbles. Como el del amor que Dante sintió por Beatrice, motor de la Comedia. El escritor florentino quedó prendado de ella cuando solo tenía nueve años. Barbero recoge el testimonio de una psicóloga para valorar el alcance de ese enamoramiento a tan temprana edad. Y esta le confirma que, efectivamente, en ese punto de maduración personal se puede albergar un sentimiento capaz de prolongarse en el tiempo. Toda la vida en el caso de Dante. “El amor era importantísimo en la cultura de su época y él era muy enamoradizo a juzgar por las menciones en muchas de sus obras. Boccaccio y otros contemporáneos suyos, como sus hijos, están de acuerdo en que la Beatrice en cuestión fue la hija de Folco Portinari, vecina de Dante. Pero esta se casó con otro [un matrimonio concertado] y murió a los veinticinco años, por lo que las emociones que Dante alimentó él solo se transformaron en un formidable empujón creativo, en el cual es complicado saber qué quedó de la verdadera Beatrice”
Conciliar amor y razón
Este amor platónico no nubló su razón. Dante aseguraba que la mantenía en perfecto estado de revista. ¿Cómo describiría exactamente el vínculo que le ligó a Beatrice?
Entonces el amor se veía como una pasión tan fuerte que conducía a la irracionalidad. Y esto era gravísimo en un periodo, el del bajo Medievo, en el que la razón se consideraba la facultad humana más importante: la que nos acercaba a Dios. Los poetas de entonces discutían si el amor era un impulso peligroso que había que combatir, una perspectiva muy diferente de la romántica, de la que somos todavía herederos. Dante no condena el amor, aunque sabe de sus riesgos, por lo que busca una solución ingeniosa: hace de Beatrice un ser tan superior que amarlo no conlleve las contraindicaciones habituales. Es pues una construcción intelectual y literaria, dado que su experiencia con Beatrice no es la de un amor compartido.
Debemos pues agradecerle a Folco Portinari que custodiara tan bien a su hija y la mantuviera alejada de Dante. Gracias a ello se escribió la Comedia, ¿no?
Ciertamente, la Comedia se la debemos a la muerte de Beatrice (cuando Dante jura escribirle algo que no ha sido escrito jamás a ninguna mujer) y al exilio. Es decir, a las grandes tragedias de su vida. Es quizá un punto de vista demasiado romántico decir que la felicidad no produce gran literatura pero creo que tiene algo de verdadero, como prueba Dante.
Juego de tronos florentino
Por cierto, para el lector contemporáneo es duro abordar la Comedia con sus infinitos nombres y personajes tan lejanos. ¿Qué le diría para que no se descorazone?
Que se lee (como vemos las series de televisión) precisamente para sumergirnos en otros mundos. ¿Los acontecimientos y los personajes de Juego de tronos tienen algo en común con nuestra contemporaneidad? Es verdad que para entenderla y apreciarla a fondo es necesario leerla con comentarios, pero esto ya era así desde sus primeros años. Los primeros comentarios a la obra aparecieron poco después de la muerte de Dante.
¿Cuál es la importancia de este texto en la acuñación del italiano estándar que hace hoy de lingua franca de la península itálica?
Entonces los dialectos de las diversas regiones italianas no eran tan diferentes los unos de los otros como lo son hoy, y de hecho Dante, en De vulgari eloquentia, afirma que son todos formas de la misma lengua. La enorme relevancia económica de Florencia, la presencia en todas las ciudades de comerciantes y banqueros florentinos y la gran riqueza de la poesía toscana ya habían hecho del toscano un posible código de comunicación supralocal. El enorme éxito de la Comedia contribuyó a ello potentemente, y el de Boccaccio y Petrarca completaron el trabajo.
Dante formó parte de un gobierno popular. ¿Puede considerarse democrático aquel ejecutivo?
Tanto, al menos, como el de la Inglaterra del siglo XIX; o sea, mucho. Obviamente, no se corresponde con nuestros criterios porque la política era cosa solo de hombres, pero esto era así también en la Atenas del siglo V a. de C., que inventó este sistema. Y los pobres, aquellos que trabajaban para un patrón y no tenían independencia económica, no eran fácilmente escuchados. Pero era una fórmula en la que miles de ciudadanos participaban en el gobierno, también artesanos y comerciantes, que en otros países de Europa en ese tiempo (y en otros más modernos) se excluían del todo de la política.
De todos modos era un gobierno frágil. Lo demuestra el hecho de que sus representantes debían protegerse en torres de la amenaza de las familias más poderosas (y belicosas). Dante defendía este comité popular pero al mismo tiempo creía que había que hacerle hueco en él a los magnati (potentados), lo que lleva a plantearse si, salvando las distancias, el escritor puede ser calificado como un hombre de centro. Barbero ofrece su ‘diagnóstico’: “Sirvió a un gobierno del pueblo que en su interior tenía diversas ramas. La más radical defendía la exclusión total de los nobles y dar voz incluso a los pobres. Una más moderada quería justo lo contrario. Él estaba con los moderados, por interés personal y por convicción intelectual. Sus amigos y su mujer eran de familias aristocráticas y él aprobaba su estilo de vida. Diría que estaba en el gobierno popular porque era la única manera de hacer política, pero no sé hasta qué punto creía en él en su fuero interno. Era hostil al crecimiento económico, a la inmigración, a los enriquecimientos vertiginosos. Hoy sería un conservador, pero no de los siempre prestos a obsequiar al capitalismo, sino un auténtico conservador agrario de los que ya no existen”.
La política le condujo a la “selva oscura” del famoso arranque de la Comedia. ¿Se arrepintió alguna vez de adentrarse en esta?
No, si entendemos la política en el sentido más amplio. Dante continuó ejerciéndola hasta el final. El único gran tratado que consiguió rematar en su exilio, Monarchia, es un gran tratado político. Pero ciertamente Dante renegó de los municipios independientes en lucha entre ellos. Llegó a la conclusión de que era un sistema perdedor, y también sintió que hacer política era caminar sobre el alambre de la moralidad. En el canto dedicado a los barattieri, o sea, a los políticos corruptos, deja algunas pistas que hacen pensar que él mismo estuvo cerca de ser uno de estos.
¿Cuáles son, siete siglos después, las semejanzas de la Italia de Dante con la de hoy?
Italia es un país con dialectos y tradiciones muy distintas, no solo entre regiones, como sucede en España y Alemania, sino también entre ciudades, incluso muy cercanas. La identidad de un italiano depende de su ciudad, y solo después viene la identidad nacional y, eventualmente, la regional. Esto es un legado de los ayuntamientos medievales y de su feroz individualismo. Dante deja la impresión en el aire de una Italia terriblemente corrupta. Cada uno es libre de juzgar si esto ha cambiado.
[Foto: Alessandro Albert - fuente: www.elcultural.com]
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