quarta-feira, 15 de maio de 2019

Cafarnaúm ( Capharnaüm )


Infierno en el país de los cedros


Escrito por Enrique Colmena


En las tragedias sociales, los más perjudicados son siempre los niños. En el ambiente de extrema pobreza que tantas guerras como han asolado en las últimas décadas el bello Líbano ha dejado en amplias capas sociales en el llamado país de los cedros, las familias desestructuradas que malviven como pueden, llenan las calles de niños que sobreviven desnutridos, trapicheando, viviendo al día porque no pueden mirar más allá. Sin estudios, sin una mínima alimentación, sin un ambiente familiar digno de tal nombre, son carne de cañón para cualesquiera barbaridad que sobre ellos se trame, se lleve a cabo.

En ese horripilante contexto sitúa la guionista, actriz y directora Nadine Labaki su nueva película, esta tremenda Cafarnaúm que nos cuenta la  historia de Zain, un niño al parecer de 12 años (sus padres, entre otras desidias, no se preocuparon de registrarlo cuando nació) que, lejos de ir al colegio o tener la vida que supuestamente debería vivir cualquier chico de su edad, vende zumos de dudosa procedencia en la calle para aportar tan escasa ganancia a la caja común, en una familia que lo maltrata, con unos padres que son ellos mismos también víctimas del sistema: sin estudios, sin oficio ni beneficio, viviendo de la caridad del casero, urdiendo un matrimonio de conveniencia para sacar a la hija adolescente de aquel erial; esto último hará que Zain huya del precario domicilio familiar tramando marcharse con su abuela, pero por el camino hará parada y fonda en un parque de atracciones donde trabará cierta amistad con Rahil, una etíope sin papeles y con un bebé de un año...

Cafarnaúm supone un cambio radical en la filmografía de Labaki como directora; en sus anteriores films, la cineasta beirutí hablaba, es cierto, de temas sociales, pero con claves de comedia; así, tanto Caramel (2007) como ¿Y ahora adónde vamos? (2011) (aunque esta última acababa en drama) planteaban historias en las que las mujeres eran protagonistas dentro de un mundo abrumadoramente masculino. Ahora, sin embargo, Nadine hace protagonista a un crío de 12 años que habrá de actuar como el adulto que no es, primero en su negligente familia, después cuando se ha de hacer cargo, por una de esas siniestras carambolas del destino, de un bebé, sin tener recursos, ni capacidad para ello, solo la humanidad innata que les falta a otros.

Rodada con un tono documental que acrecienta poderosamente la sensación de tremenda verosimilitud del film, Cafarnaúm es un puñetazo en el plexo solar de la sociedad del Primer Mundo, encantada de haberse conocido y de desconocer que aquí en la Tierra, millones de congéneres, sin aún haber llegado a la pubertad, tienen que ingeniárselas para sobrevivir porque su familia, su sociedad, su raza, su estirpe, su género (supuestamente) humano, es incapaz de hacerlo: por desidia, por ignorancia, por mirar abyectamente para otro lado. 

Labaki se muestra como una cineasta interesantísima, que sabe qué contar y cómo contarlo, que sabe narrar historias que apasionan, que estremecen, que desalientan. Porque la historia de este pequeño Zain, ficticia pero tan real en tantos miles de anónimos niños que pueblan las malas calles (gracias, Scorsese) del mundo, llega tan potentemente, sin tender trampas emocionales, sino con la pura fuerza de las imágenes, que ciertamente nos confirman que la directora libanesa tiene un don para este tipo de películas en las que la impresión de realidad lo impregna todo, como si (aunque no es el caso) una mínima cámara, un iPhone quizá, se hubiera colado de rondón en un entorno de miseria absoluta y nos desgranara las desgracias de quien puede reputarse, de verdad, como un desheredado de la fortuna. 

Todos los personajes principales son intérpretes aficionados, sin experiencia previa ante una cámara, pero todos ellos están estupendos, y en especial el pequeño Zain al Rafeea, cuyo personaje toma el nombre de su actor, él mismo un refugiado sirio, que se funde con su rol como si fueran una misma cosa. Tremenda, flagelante película que nos recuerda hasta qué punto el ser humano es su peor enemigo, quizá su único enemigo.



[Fuente: www.criticalia.com]



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