Más allá del turismo de góndolas se esconde la historia del pueblo judío. Fue en Venecia donde fueron recluidos por primera vez en una zona específica de la ciudad.
Escrito por Verónica Rossato
Cada día, miles de turistas llegan en cientos de trenes a la estación “Venezia Santa Lucia”. Resulta sorprendente arribar desde tierra firme y encontrarse, ni bien salir de la estación, frente al magnífico Gran Canal navegado por lanchas y varias líneas de vaporetto (transporte público). El puente ferroviario que une tierra firme con el archipiélago fue construido en 1842, mientras avanzaba la construcción de la estación, iniciada en 1836. Esta gran obra demandó la demolición de la iglesia Santa Lucia, de ahí su nombre.
Valga esta introducción para que podamos imaginar la masa de gente que fluye de la estación Santa Lucia y toma hacia la izquierda iniciando un recorrido señalado con flechas y la indicación: “Piazza San Marcos”. La gran mayoría tiene como meta llegar ese emblemático lugar, y cuando el río humano cruza el puente Delle Guglie sobre el canal Cannaregio, pocos son los visitantes que van hacia la izquierda en busca de la entrada al antiguo ghetto hebraico.
Antes de la llegada del ferrocarril, Cannaregio era la via principal de entrada a la ciudad para quienes llegaban de tierra firme. Sin embargo, el acceso al “barrio judío” ubicado a la vera de este canal, no es el más antiguo. Cuando se instituyó el ghetto en 1516, la única entrada estaba del otro lado, junto al pequeño puente llamado Del Ghetto.
ESTRICTO CONTROL
La reclusión de los hebreos en una zona determinada de la ciudad fue impuesta por la Santa Sede con el fin de controlar la actividad financiera y comercial que desarrollaban los hebreos de la República de Venecia. El sitio escogido fue una pequeña isla del archipiélago, donde tradicionalmente se desarrollaba la actividad de fundición, gheto o getto en idioma véneto. De allí que ese lugar -que fue el primer sitio de reclusión de hebreos en el mundo- comenzó a ser llamado ghetto.
La única entrada estaba permanentemente controlada. La puerta se cerraba de noche y los canales circundantes eran navegados por guardias oficiales. Solo los médicos podían salir si eran solicitados.
La población fue creciendo y se hizo necesario ampliar el terreno. Más tarde hubo una segunda ampliación, a la que se llamó Ghetto Novísimo. También se construyó una nueva entrada, sobre el Cannaregio.
LOS EDIFICIOS MÁS ALTOS
Llama la atención que solo en esta parte de Venecia hay edificios de más de tres pisos, llegando a siete. Esto se debe a que, como el espacio era limitado, no se podían construir nuevas casas y llegó un momento en que se vieron obligados a seguir construyendo sobre los edificios existentes.
Otra característica notable es la existencia de varias sinagogas muy cerca una de otra, incluso al frente. Subsisten cinco de las nueve sinagogas que había antiguamente, una por lugar de origen de los habitantes: La Sinagoga Scuola Grande Tedesca (1528), La Sinagoga Scuola Canton (1532), La Sinagoga Scuola Levantina (1538), La Sinagoga Scuola Poniente o Spagnola (1555), La Scola Italiana (1575). Es posible visitar algunas de ellas con el billete de entrada al Museo Hebraico, fundado por la Comunidad Hebraica de Venecia en 1954 y abierto regularmente al público desde 1990.
A la muestra permanente del museo se suman exposiciones temporarias. Por supuesto, el Holocausto es el tema de una de las salas. En el interior del museo también hay una librería especializada y una cafetería kasher.
PIEDRAS DE TROPIEZO
Aunque solo un pequeño porcentaje de la población actual del antiguo ghetto es judía, caminando por sus callecitas es posible distinguir a los dueños de algunos de los elegantes negocios de antigüedades, galerías de arte, bares y restaurantes kasher, o toparse con grupos de judíos tradicionales que llegan de visita desde distintas partes del mundo.
También es posible tropezar con las llamadas, justamente, “piedras de tropiezo” que son bloques metálicos con nombres y fechas grabados, señalando la casa de víctimas del nazismo, su fecha de nacimiento y fecha de deportación para nunca más volver. Desde hace seis años, en Venecia se añaden nuevos bloque conmemorativos en el Día de la Memoria (27 de enero).
Recorrer este barrio veneciano es tomar contacto con una realidad diferente a la típica imagen de góndolas y máscaras de Carnaval. Aunque el ghetto fue abolido en 1797 con la llegada de Napoléon y la caída del Dodge, que significó el fin de la República de Venecia, hay algo especial que perdura en el ambiente, en los signos de un pasado injusto y doloroso que conviene no olvidar.
[Fotos: Daniel Ventura, CC 3.0, Wikimedia Commons - fuente: www.protestadigital.com]
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