segunda-feira, 27 de junho de 2016

Jabier Muguruza: “Me alivió saber que los payasos nunca mueren”

El cantautor guipuzcoano presenta en Jamboree un disco que parte de los Hermanos Tonetti


Por Luis Hidalgo 
Un buen disco no siempre surge de una gran idea, menos aún si quien lo firma no es amante de las grandes verdades sino de las verdades pequeñitas, esas que se pueden decir en voz quedan. La música de Jabier Muguruza (Irún, 1960) es así, musitada, buscando la complicidad más que el apostolado, así que no resulta extraño saber que su último disco Tonetti Anaiak parte de una visita que siendo aún crío hizo junto a su padre al camerino de los entonces famosísimos Hermanos Tonetti en su circo Atlas. Este es el modesto pero lleno de evocaciones inicio del disco que esta noche, en doble pase -20 y 22 horas- realizará en el Jamboree. Del circo a una cava de jazz mediante unos payasos y una evocación de la infancia.
"No recuerdo muy bien que sentí", recordaba ayer Jabier, "pero probablemente era una sensación de cierto temor al saber que iba a conocer a aquellos payasos tan famosos de cerca. Y les vi con total familiaridad, en calzoncillos, hablando con mi padre como amigos que eran". La historia arranca así, pero Jabier recuerda que con los años supo de la muerte por suicidio de uno de los Tonetti y años aún más tarde, viendo el documental Emak Bakia, una maravillosa pieza de Oskar Alegría, quien parte en la búsqueda de la casa que ocupó temporalmente Man Ray en el País Vasco francés, Jabier supo que, como se cuenta en el documental "los payasos nunca mueren, lo que me dejó más tranquilo". En palabras del propio Jabier, "me gustan las historias que dejan ventanas abiertas, que no ofrecen un panorama sombrío del que resulta imposible sustraerse". Un recuerdo de infancia que ilustra en sepia la portada del disco, Jabier, su padre y los Tonetti, y una canción delicada para apagar un recuerdo que un suicidio tornó sombrío.
"Hay personas que a medida que envejecen se vuelven sombrías, éste no es mi proyecto vital no quiero entrar en agujeros, por eso le doy la vuelta a las historias buscando una salida", afirma Jabier, y quizás por eso el tono del disco busca los detalles y se fija en lo pequeño, "soy un artista de matices y de grises como contraposición al blanco y al negro", asegura. Por eso Jabier no quiere juzgar a los demás e invoca un proverbio indio que más o menos reza "no juzgues a nadie sin haber andado antes tres días con sus mocasines" y en consecuencia reitera "lo mío son pequeñas historias y pequeñas verdades y no deseo juzgar nada con grandes palabras y sentencias". Probablemente por ello hay una canción que traducida del euskera en el que canta Jabier titula "No conviene exagerar", mientras que en otra, "Noviembre tiene sus cosas buenas", ahonda en las ventajas que plantea un mes tradicionalmente inclemente. De paso en "Fragmentos de un diario" habla de los problemas de los niños y de sus progenitores mientras la abuela piensa que antes también había tribulaciones en las familias. Sin ser todo relativo, Jabier toma cierta distancia, "debe ser por la época de la vida en la que me encuentro", dice, de manera que si se le pregunta qué pase es mejor para verle, responde "hombre, a las 20:00h estaré más fresco, y a las 22 horas más rodado". Ni blanco, ni negro, payasos redimidos de su propia muerte por un documental. La vida tiene ventanas: "yo cuento historias, y quiero hacerlo de espectador en espectador, no a la masa", concluye.
[Fuente: www.elpais.com]




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