¿Es el doblaje una agresión o un plus para
el cine? La globalización y las nuevas posibilidades de exhibición ante
las plataformas digitales resucitan la polémica. Tercian en ella Adolfo
Moreno, de Adoma, y Luis Miñarro, a punto de estrenar Love Me Not.
Luis Miñarro
Director y productor de cine
Versión original, diversidad y riqueza
Vamos a empezar por algo que me es cercano. En mi nueva película Love Me Not,
incluida en la programación de Filmadrid, se responde de alguna manera a
la pregunta que se nos formula. Ya en el principio se argumenta si
Babel fue necesariamente una maldición. La película está hablada en
catalán, castellano, inglés y dos frases en francés y una en sueco.
Desde la Biblia se nos explica que las lenguas han servido
para confundir a las personas en este planeta. Pero, en definitiva, las
lenguas forman parte precisamente de la diversidad y de su riqueza. Si
una de las cuestiones que se enfatiza hoy en día es el respeto a la
diversidad y la responsabilidad de que se mantengan las especies, ¿cómo
no va a ser necesario que se respeten las diferentes culturas e idiomas
que las sociedades han generado?
Cuando nos sentamos en cualquier cafetería, podemos oír varios
idiomas que se cruzan a la vez. La globalización está fomentando el que
cada vez las diferentes culturas estén más próximas. Y este es un asunto
a defender. Consiguientemente, doblar las películas es algo
innecesario. Es una transgresión al idioma, al énfasis y a la cadencia
de la voz de los intérpretes. Cuanto más habituados estén los
espectadores a escuchar otros idiomas, más se facilitará y fomentará su
interés por conocerlos.
En esa gran contradicción que es la Biblia se dice que el
«verbo se hizo carne y habitó entre nosotros». Por tanto, hemos de
aceptar la «palabra» (el verbo) desde su concepción original. Porque
todo sonido también cuenta. Ahí tenemos el ejemplo del sánscrito, los
mantras y otros elementos del lenguaje curativo que han desarrollado
diversas civilizaciones y cuyo impacto en la mente es significativo. Los
idiomas, el lenguaje, los sonidos, al igual que la música, conforman
nuestra estructura mental y si no, ahí está Bach para demostrárnoslo.
El doblaje ha sido en muchas ocasiones elemento grato a la censura.
Ha servido para modificar conceptos o evitar interpretaciones.
Curiosamente, los países en los que las películas no se han doblado, son
las sociedades en las que la población practica idiomas con mayor
naturalidad. Este es el caso de Holanda o Portugal, sin ir más lejos.
Es cierto que hoy en día el cine ya no forma parte de la centralidad
en el consumo cultural. Por lo tanto, el tema del no doblaje, tendría
que extenderse a las televisiones y a otras plataformas. Tal vez sería
conveniente que las cadenas en abierto emitieran versiones originales,
aunque en algunos casos ya es así. Recuerdo que hace pocos años la
ministra francesa de cultura comentó que a mejor acceso a la cultura de
los franceses, más competitivos serían en el mundo. Esta idea podrá
parecer elemental pero marca la diferencia con respecto a otros
servidores públicos que parecen fomentar lo contrario: cuanto más
estúpidos sean sus gobernados, mejor.

Adolfo Moreno
Presidente de Adoma (Sindicato de Artistas de Doblaje de Madrid)
Si no existiese, habría que inventarlo
Afortunadamente, creo que el debate versión
subtitulada/versión doblada está más que superado gracias a las nuevas
tecnologías. En la actualidad, es difícil que uno no pueda ver su serie o
película favorita en versión original, doblada a varios idiomas e,
incluso, subtitulada en chino mandarín…
Reconozco que nunca entendí, ni compartí, el debate. La mejor manera
de ver una película es en su versión original, no hay duda. Igual que
leer un libro, siempre será mejor en el idioma original. Pero como no
dominamos todas las lenguas, recurrimos a la traducción. El mundo
audiovisual tiene la inmensa suerte de poder ofrecer dos tipos de
traducciones: los subtítulos y el doblaje. Cada una con sus ventajas y
con sus inconvenientes, pero las dos «pervierten» la obra original. A
partir de ahí, solo hay gustos y preferencias, nada más.
Debo de ser un bicho raro porque soy capaz de disfrutar de las dos
versiones. Las razones para elegir una u otra dependen del lugar, del
dispositivo, de la compañía, de la película o serie, de mi estado de
ánimo…. Pero hay veces que parece una decisión tan drástica y definitiva
como la elección de un equipo de fútbol. Si opto por la versión
subtitulada tengo que renegar del doblaje y viceversa. No lo entiendo.
Lo que sí tengo claro es que el doblaje es tan necesario que si no
existiese, habría que inventarlo. Y no lo haríamos nosotros sino los
dueños de las películas, como ya hicieron en 1929 tras la llegada del
cine sonoro. Con un único objetivo, que su película la viera el mayor
número de gente posible. Eso es lo que hace en esencia el doblaje.
Universalizar una obra audiovisual, hacerla accesible a todo el mundo.
Hablen uno o varios idiomas, vean mejor o peor, sepan o no sepan leer.
Es evidente que el doblaje genera un importante valor añadido a la
obra audiovisual, porque de lo contrario no se doblaría. Así de
sencillo. Pero, además, es un maravilloso vehículo para el buen uso del
idioma y una magnífica herramienta de promoción. En este mundo
globalizado, está ayudando a que muchos actores españoles sean conocidos
en otros países. En adoma.es se pueden ver decenas de ejemplos
de películas y series españolas que triunfan en Italia, Alemania,
Francia e incluso China, dobladas a sus respectivos idiomas. Si no se
doblasen, su impacto entre el público sería mucho menor.
El doblaje no está en retroceso, está más vivo que nunca. De hecho,
cada vez se dobla en más países y cada vez se doblan más productos de
idiomas distintos.
¿Sería este país tan cinéfilo (que estoy convencido de que lo es) si
no se hubieran doblado las películas? Si eliminamos el doblaje,
¿corremos el riesgo de convertir el cine en algo elitista? Como dije al
principio, creo que, afortunadamente, el debate está superado. Lo único
importante es que la gente disfrute de su película o serie favorita como
quiera. En original, doblada o con subtítulos. Poder elegir siempre es
una suerte.
[Fuente: www.elcultural.com]

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