Se publica una ambiciosa enciclopedia
del rock que abarca setenta años de un género que cambió el mundo de la
música. En estos tiempos en los que internet y wikipedia están
sustituyendo a la memoria histórica de casi todo, y en los que el valor
más apreciado es la actualidad, pudiera considerarse una osadía publicar
una enciclopedia sobre cualquier tema, cuando además las editoriales
acumulan en sus almacenes este tipo de publicaciones a las que no
encuentran salida.
Por Francisco R. Pastoriza
Y más si el tema es la música pop-rock, tan cambiante, tan variable,
tan fugaz, tan presente en la red. Quienes hemos crecido con la música
que revolucionó la estética del siglo XX, de Elvis Presley a Pink Floyd
pasando por Beatles, Stones, Hendrix y Bob Dylan, siempre hemos tenido
curiosidad por indagar en la historia y en los personajes de la música
que nos acompañó mientras descubríamos otras manifestaciones, de la
cultura a la política. Y entre nuestra bibliografía siempre había una
enciclopedia. En la mía estuvo, entre otras, la de Jordi Sierra i Fabra,
convertido ahora en novelista de éxito, pero a quien siempre
identificaré con sus trabajos para la revista «Disco Express» y con sus
libros sobre el fenómeno pop-rock.
Acaba de publicarse en España una enciclopedia que, si no fuera por
lo desgastada que está la palabra, calificaría de definitiva. «Crónicas
del rock. Una historia visual de las 250 mejores bandas de todos los
tiempos» (Lunwerg), de David Roberts, es un documento excepcional de
consulta para aficionados al pop-rock y muy útil para informadores de la
música, por su rigor y por su extensión, que abarca siete décadas de
historia de este género, con sus correspondientes subgéneros, del
glam-rock al punk, de la sicodelia al grunge; un trabajo que supera
cualquier intento de aproximación de los que abundan en papel y en
internet, porque se trata de una labor profesional que requiere de
grandes conocimientos que permitan relacionar a músicos, compositores,
productores, intérpretes… con la industria, la cultura, la política y la
historia de sus contemporáneos. Aunque en su título se alude a las
mejores bandas, en realidad también se incluyen los solistas, ya que
para cada uno de ellos se especifican los músicos y colaboradores que
les acompañaron en cada grabación y en cada gira, el tiempo que
permanecieron a su lado, los grupos de los que cada músico formó parte
antes y después, y los sellos para los que grabaron.
Un imaginativo diseño de gráficos y colores (se incluye una guía
visual) permite localizar e identificar datos, personajes, fechas y
acontecimientos gracias a sencillos recursos simbólicos. Biografías,
cronologías, curiosidades, fotografías de todas las etapas de los
músicos y cantantes, que muestran sus cambios de imagen… completan una
información tan exhaustiva como entretenida, de la que posiblemente
falten algunos nombres internacionales (yo he encontrado todos los que
busqué), aunque estén ausentes los españoles. Se dice en la introducción
que el instrumento hegemónico que ha presidido la selección ha sido la
guitarra, presente en la práctica totalidad de bandas de rock desde sus
orígenes a los tiempos actuales.
Pero creo que también ha influido la calidad de la obra de cada
intérprete, del primero (AC/DC) al último (ZZ Top), y no sólo de Europa y
Estados Unidos sino también de China, Japón, América del Sur y Oceanía.
Cabalgando un tigre
Si hay alguien que no necesita de una enciclopedia del rock para su
trabajo profesional ese es el periodista Diego A. Manrique: en su cabeza
están todos los datos. Manrique viene haciendo crítica del rock desde
casi el nacimiento del género. Yo lo descubrí en la revista «Triunfo» y
en una publicación especializada, «Vibraciones», posiblemente la más
seria de todas las que se publicaban por aquí en los setenta. Sus
programas en Radio 3 de RNE nunca defraudaban y sus artículos ahora para
«El País» siempre añaden algo más a la información pura y dura y se
distinguen del resto de comentaristas por un estilo, además, atractivo y
seductor, muy cercano al Nick Cohn de «Awopbopaloobop Alopbamboom».
Recientemente ha recopilado algunos de estos trabajos en «Jinetes en la
tormenta» (Espasa). El denominador común de casi todas las historias que
aquí se cuentan es el drama de unas personas, jóvenes en su mayoría,
que se han visto, en el desarrollo de su creatividad, atrapados por una
espiral de fama y dinero que les arrastró a un clima de drogas, sexo y
violencia que unas veces terminó en tragedia y otras (Hendrix, Joplin,
Kurt Cobain, Amy Winehouse) en muerte. Excesos muchas veces perdonables
como agradecimiento a momentos inolvidables: «Le pregunté al médico si
podía volver a la carretera –cuenta B.B. King durante una de sus últimas
giras- Me dijo que no. ¡Y aquí estoy!» (p. 55).
Organizado en capítulos temáticos, el dedicado a la música negra
recoge las historias de, entre otros, James Brown, Billie Holiday y Otis
Redding. El capítulo dedicado a raros, malditos e insumisos trata desde
la deriva de Syd Barrett hacia el pozo de las drogas, desde un
brillante comienzo con Pink Floyd, al trágico y previsible destino de
Phil Spector, enloquecido de violencia megalomaníaca. No faltan
capítulos dedicados a algunos de los más grandes del rock: The Doors
(una de cuyas canciones da título al libro), Rolling Stones, Beatles,
Led Zeppelin, Deep Purple, Neil Young o David Bowie, de quienes rescata
detalles asombrosos, reacciones insólitas o manifestaciones
sorprendentes: Brian Wilson (de los Beach Boys) al entrevistador: «¿De
verdad te gustan los Beatles? Se lo tengo que contar a mis amigos, no
sabía que eran conocidos en España». El capítulo dedicado a los músicos
españoles está también teñido de la tragedia que acompañó a muchos de
ellos: Enrique Urquijo, Antonio Vega, Carlos Berlanga… Diego A. Manrique
rememora los años de vino y rosas de la movida madrileña, a la que
prefiere seguir llamando «nueva ola», y el ambiente de los primeros años
de la sala El Sol, donde se gestaron algunas de las leyendas del
pop-rock nacional.
Escrito en un tono anti hagiográfico, aunque sin desmitificar la
importancia de la vida y la obra de cada uno de los personajes
retratados, «Jinetes en la tormenta» es una miscelánea de obituarios,
entrevistas, crónicas, reseñas… publicadas en su día como informaciones
de actualidad que, con la perspectiva histórica que da el tiempo,
proporcionan una enriquecedora visión de conjunto. La triada
sexo-drogas-rock and roll es la protagonista de unas páginas que se leen
como una novela porque cuentan una historia que, aunque es real, por
momentos parece de ficción. La tragedia está presente desde el prólogo,
en el que el periodista recuerda el momento en que conoció en Los
Ángeles a José Menéndez, un directivo de la discográfica RCA asesinado a
tiros por sus hijos en 1989 mientras veía la televisión con su mujer.
Un caso que dio la vuelta al mundo (yo mismo le dediqué un capítulo de
mi libro «Perversiones televisivas») y que hoy ya casi nadie recuerda.
Como muchas de las historias de unos músicos que cabalgaron un tigre del
que algunos no pudieron apearse.
[Ilustración : Xulio Formoso - fuente: www.euroxpress.es]
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