quinta-feira, 24 de agosto de 2017

En Polonia, aldeanos organizan una boda judía, ¡sin judíos!

La nostalgia de la presencia judía es un fenómeno bien documentado en Europa del Este, con aspectos comerciales y aun culturales importantes.

En Ucrania, hay restaurantes que se dicen «de temática judía», con menús llenos de cerdo, que hacen una competencia descarnada para atraer a los turistas, mientras que las estatuillas de judíos se venden en los mercados como amuletos. En Polonia, los grafitis que dicen: «¡Os echamos de menos, Judíos!» ya son moneda corriente. 

Más allá del aspecto cursi, los festivales culturales judíos atraen un vasto público no judío en Cracovia, Varsovia y Budapest.

Algunos afirman que esta tendencia se origina en un sentimiento de pérdida provocado por la casi desaparición de comunidades judías, que fueron muy dinámicas en cierta época. Otros atribuyen esta tendencia a un deseo de reconectarse con el pasado presoviético.

Pero aun en ese contexto, la falsa boda judía que tuvo lugar el último sábado en la localidad de Radzanów, a 128 km al noreste de Varsovia, se distingue como un evento fuera de lo común.

Las falsas bodas judías -un evento educativo ordinario en España y en Portugal, donde la nostalgia de las comunidades judías casi desaparecidas es largamente usual- son raras en Polonia. (Los habitantes de la localidad de Bobowa organizaron una en 2013). Aún más raros son los eventos como las falsas bodas tal y como la de Radzanów.

Organizada por la Asociación Radzanovia, un grupo cultural cuyo objetivo es promocionar el patrimonio polaco, el evento presentó algunas decenas de voluntarios no judíos, hombres y mujeres, vestidos con trajes tradicionales jaredíes (judíos ultraortodoxos). Algunos hombres llevaban falsas barbas y peot [tirabuzones], unos detalles que en algunos de ellos ni siquiera correspondían al color natural de su pelo.

El rol del esposo lo hacía Piotr Czaplicki, un periodista de la estación de radio Radia dla Ciebie. Czaplicki, que no es judío, aparecía sobre una jupá –el palio nupcial en las bodas judías tradicionales- con su esposa, Julia Brzezińska, una residente local. Ambos «contrajeron matrimonio» ante un falso rabino y en presencia de los vecinos, a quienes los organizadores del evento trataron de enseñar las tradiciones judías.

Según Jonny Daniels, el fundador londinense de la ONG From the Depths, que promueve la conmemoración del Holocausto en Polonia, eventos como el de Radzanów son «una especie de terapia que tiene lugar en muchos lugares en el país».

Sin embargo, la productora del evento, Agnieszka Rychcik-Nowakowska,  considera este evento como una manera de conmemorar los centenares de judíos que representaban casi la mitad de la población de su localidad antes del Holocausto.

«Intentamos acordarnos de todas las casas de todos los judíos de antes de la guerra, quienes vivieron una vida tranquila marcada por el ritmo de sus fiestas religiosas, fiestas familiares y eventos más banales », declaró al portal de informaciones Nasza Mlawa.

Los judíos se instalaron por primera vez en Radzanów en 1710 y, en su apogeo, ellos formaron une comunidad de 500 personas en promedio. En septiembre de 1939, cuando los alemanes anexaron Polonia, el número de judíos bajó a menos de 300. Casi todos los que se quedaron fueron enviados al gueto de Mlawa, para nunca más regresar.

«Nos acordamos de aquellos que vivieron aquí antes de nosotros y permanecen en la memoria de nuestras abuelas y abuelos. ¡Hace tan poco tiempo!», declaró Rychcik-Nowakowska.

En Europa, los festivales con temática judía son más frecuentes y reúnen  centenares de participantes. Allá también, los eventos con temática judía se desarrollan en ausencia de una comunidad judía viva, en razón de la nostalgia y del deseo de generar ingresos gracias al turismo.

Pero en España y en Portugal, por ejemplo, donde centenas de miles de judíos fueron oprimidos hace 500 años durante la Inquisición, el paso del tiempo se llenó de gestos de buena voluntad hacia los judíos, que fueron menos complicados de hacer que en el Este.

En 2013, España y Portugal llegaron al punto de adoptar leyes que conceden la ciudadanía a los descendientes de judíos sefarditas –una decisión llena de generosidad que contraste fuertemente con el rechazo de Polonia y de otros países de Europa del Este de proponer tan solo una restitución parcial de los bienes que fueron robados de las comunidades judías.

En la falsa boda de Radzanów, los organizadores se vuelven hacia Teresa Wrońska, una actriz del teatro judío de Varsovia, para asegurarse de la autenticidad de la boda. Ella ha coreografiado toda la representación –desde la firma del ketubah [el contrato de boda judía] a la música tradicional judía interpretada por un grupo de vecinos y por músicos de la capital.

Hasta el Museo de Historia de los Judíos de Polonia, POLIN, en Varsovia ha sido consultado durante la organización del evento, según Nasza Mlawa.

La boda no es la única tentativa de los vecinos de Radzanów de reconectarse con la herencia judía perdida de su localidad. El año pasado, un estudiante de secundaria de la región, Cuba Balinski, lanzó un proyecto con vistas a  reconsagrar y reabrir la sinagoga abandonada de la localidad –un pequeño pero hermoso edificio de estilo morisco que sobrevivió milagrosamente a la ocupación nazi-.

Balinski, quien se asegura de contar con la cooperación de la Fundación para la Preservación del Patrimonio Judío en Polonia para su proyecto, busca aún  inversionistas. Él es categórico y desea restaurar la sinagoga para que ella vuelva a ser un lugar de culto, en lugar de transformarla en museo.

« Si no hay una Torá en la sinagoga, solo se trata de un simple edificio», ha declarado al portal de informaciones Gosc Plocki. «Pero si traemos el libro sagrado, ella tendrá vida nuevamente».








Por Jewish Telegraphic Agency

[Traducido del original en francés por CLIN - fuente: www.jssnews.com]

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