terça-feira, 25 de abril de 2017

Nadie nos mira: la vida inesperada

La cineasta argentina Julia Solomonoff nos invita a acompañar a un inmigrante latino en EEUU para, con él, reflexionar sobre la valentía, la adaptación, la identidad, la ubicación y los simulacros

Guillermo Pfening en Nadie nos mira

Escrito por Alfonso Rivera 

El Tribeca Film Festival estrenó mundialmente, en su sección de ficción internacional a competición, el pasado fin de semana, Nadie nos mira [+], tercera película de Julia Solomonoff tras las excelentes Hermanas y El último verano de la Boyita [+]; se trata de una coproducción americana con participación europea de Francia y España, pues cuenta con el respaldo de Isabel Coixet, quien a través de su compañía Miss Wasabi Films está apoyando a mujeres de talento emergente (en la misma línea, ha producido Las distancias, de Elena Trapé - leer más). 

Hablada en inglés y español, Nadie nos mira es una fascinante a la vez que crítica y reflexiva inmersión en los sentimientos de un inmigrante latino en Nueva York. Nico, de 30 años, (encarnado con sensibilidad por el cordobés Guillermo Pfening) ha dejado atrás su país (Argentina), donde mantenía una relación sentimental complicada pero gozaba de éxito, estabilidad y fama gracias a su labor como actor de una popular serie de televisión. Obviamente, en la Gran Manzana nadie le conoce. Como mucho, alguna madre latina que vigila a su hijo mientras este juega en un parque de la ciudad: porque este actor, para sobrevivir, ha de cuidar del bebé de una amiga adinerada. 

Como en el film de Jorge Torregrossa, La vida inesperada [+], interpretada por Javier Cámara y Raúl Arévalo y producida por Beatriz Bodegas (La Canica Films, que levantó Tarde para la ira [+]), un actor tendrá que trabajar en lo que sea por seguir alimentando su sueño de integrarse en la competitiva sociedad neoyorquina, aunque en el caso de Nadie nos mira, su protagonista no recibe la visita de un familiar sino de amigos y el tono cómico apenas se respira. 

Porque para trabajar como actor en EEUU, siendo latino, no conviene ser rubio: el cliché de morenazo de fuerte acento prevalece en los castings a los que se presenta. La mirada, que aparece en forma verbal en el título del film, se erige en el gran eje vertebrador de esta magnífica película: si nadie nos ve robar, tal vez no seamos ladrones; si no nos reconocen, no somos nadie, aunque gocemos de libertad… y soledad; y si no nos miran, tal vez podamos vivir una relación sexual clandestina, pero acabará relegada a un rincón frío, vergonzante y sórdido, muy lejos del ideal amoroso que merecemos y deseamos. 

Nadie nos mira es, en sus muchas lecturas bajo su aparente simplicidad, también una reflexión sobre la mentiras que nos contamos para intentar escapar de nosotros mismos cuando no tenemos la valentía de enfrentarnos a los conflictos. Solomonoff refleja con su film los simulacros en los que se participa para intentar construir una realidad más acorde con nuestros sueños, esos que ni siquiera una sociedad tan teóricamente abierta y receptiva como la norteamericana transforma en un hecho palpable, tan solo en un concepto teórico cada día más cuestionado y cuestionable. 

Nadie nos mira, rodada en Nueva York y Buenos Aires a partir de un guion de Solomonoff y Christina Lazaridi, es una producción de Cepa Audiovisual (Argentina), MadLove Film Factory (Colombia), Taiga Filmes e Video (Brasil), Aleph Motion Pictures (Estados Unidos), La Panda Productions (Estados Unidos) y Travesía Producciones (Argentina). Son sus coproductores Miss Wasabi (España), Perdomo Productions (República Dominicana), Shortcuts International (Líbano) y Epicentre Films (Francia). Cuenta con el apoyo del programa Ibermedia, INCAA (Argentina), ANCINE (Brasil) y Proimágenes-FDC (Colombia). De sus ventas internacionales se ocupa FiGA Films, compañía ubicada en Miami (Florida).



[Fuente: www.cineuropa.org]

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