Pocos casos habrá en los que el anglicismo ‘hacker’ no se pueda sustituir por “pirata” o “ciberpirata”
Escrito por ÁLEX GRIJELMO
El neologismo
inglés hacker parecía haber asentado su traducción al
español con los términos “pirata” o “ciberpirata”, pero resurge ahora como si
no hubiera tenido nunca equivalentes en esta lengua. Sin embargo, pocos casos
habrá en que tal anglicismo no pueda sustituirse por alguna de esas dos
opciones.
Una búsqueda en las páginas en español de Google permite hallar en 1992 los
primeros ejemplos periodísticos de hacker. En uno de esos textos pioneros se dice:
“(...) el término técnico es hacker, algo intraducible al castellano”. El banco
de datos de la Real Academia lo registra en 1994 citando a El Mundo, que sí lo traduce a continuación:
“ladrones informáticos”. El académico Emilio Lorenzo lo incluye luego en su
libro Anglicismos hispánicos (Gredos, 1996) y da como equivalente
“pirata informático”. Y el diccionario Collins (manejo la edición de 1999) lo
traslada al español como “intruso”, “pirata” o “computomaníaco” (tal vez sería
mejor “cibermaníaco”).
En castellano
lo hemos asociado con la idea de “pirata”, en efecto. Pero eso no sucedió en el
inglés, que prefirió hacker pese a disponer del vocablo pirate; y reservó este término para los piratas
con la pata de palo y para las ilegalidades en los derechos de autor: pirate broadcasting (difusión pirata), pirate radio (radio pirata), pirated edition (edición pirateada)...; mientras que
especializó a hacker en el terreno informático.
Este término se formó a partir de la raíz hack, que significa “hachazo”, “tajo” o “corte”.
Por ejemplo, la locución hack down se usa para decir “derribar a hachazos”.
El irlandés John William Wilkinson (que reside en Barcelona desde hace 40 años)
añade en su libro sobre anglicismos titulado De hipster a hacker (editorial Pons Idiomas, 2015), que en la selva to hack one’s way trough es “abrirse paso a machetazos”.
Y por ahí puede haberse conformado el significado
originario de hacker en el inglés moderno, pues evoca a la
persona que se adentra en un territorio ajeno a base de apartar las
dificultades que encuentra en el camino. Con un hacha o reventando sistemas de
seguridad. En español habríamos pensado en un “explorador” para el sentido
tradicional, pero la alternativa “pirata” refleja mejor lo ilícito de las
acciones que desarrollan los hackers.
Este vocablo nuestro, “pirata”, se documenta en
1535 (Corominas y Pascual) y procede del latín pirata. Que a su vez viene del griego peiratés (bandido), que deriva por su parte de peirán (“atacar”, “asaltar”), verbo griego que
también puede equivaler a “aventurarse” o “intentar”. Esos últimos significados
entroncan con la raíz indoeuropea per-: “prueba”, “tentativa” (Diccionario etimológico indoeuropeo, de Roberts y Pastor. Alianza, 1996). Por
tanto, la etimología y la evolución de nuestro “pirata” (desde “aventurarse”
hasta “atacar”) encajan con las ideas y la historia que representa a su vez la
raíz inglesa (“desbrozar el camino”, “abrirse paso violentando algo”).
Igual que en tantas ocasiones, el idioma inglés
acudió a sus propios recursos para adaptarlos a una realidad nueva. El español
también lo hizo; pero de nuevo triunfa con facilidad el anglicismo. ¿Será que
unos piratas han venido para quitarnos nuestras palabras? Qué va. Las dejamos
tiradas nosotros mismos como si fueran trastos inservibles.
[Fuente: www.elpais.com ]
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