Por Jorge E. Romero
El término paradoja es definido, como un razonamiento aparentemente
correcto del que se deduce una conclusión falsa y contradictoria. En una
conferencia sobre cambio climático el Dr. Jorge Codignotto utilizó el
término parajoda para representar las incongruencias de los responsables
de aplicar las leyes ambientales. Suena fuerte este término pero es el
que mejor describe la realidad de lo que ocurre con el tema ambiental a
nivel local, provincial, nacional y mundial.
El paradigma ambiental
Desde la Conferencia de Estocolmo, celebrada en Suecia entre el 5 y
16 de junio de 1972, bajo el auspicio de la Organización de Naciones
Unidas –ONU – (por este acontecimiento, es que Naciones Unidas determinó
el día 5 de junio como el día mundial del ambiente), se empezó a dar un
tratamiento global al tema ambiental, como una parte importante del
Desarrollo Humano, especialmente a partir del Informe Brundtland
presentado en 1987 con el nombre de “Nuestro Futuro Común” por la
Comisión Mundial para el Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU–, demostrando que el camino que la sociedad global había tomado estaba
degradando y contaminado el ambiente por un lado, y dejando cada vez más
gente en la pobreza y la vulnerabilidad.
Determinó que la protección ambiental había dejado de ser una tarea
nacional o regional para convertirse en un problema global. Todo el
planeta debía trabajar para revertir la degradación y contaminación
actual. Esto fue incorporado a todos los programas de la ONU y sirvió de
eje principal para la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro, en 1992.
A partir de esta toma de conciencia se transformó el tema ambiental
en el nuevo paradigma, y surgieron tratados, convenciones, declaraciones,
congresos, comisiones, leyes a nivel internacional, nacional,
provincial y municipal, numerosas organizaciones y autoridades de
diferentes rango, para el control y la aplicación de las normas
sancionadas y hasta incluidas en nuestra Constitución, como es el caso
del artículo 41.
El ambiente como parajoda
La pregunta es qué pasó con todo esto, porque cuando uno lee los
informes y las noticias en los medios gráficos, cada día hay más
polución, contaminación, degradación, pérdida de biodiversidad, procesos
de desertificación, pasivos ambientales, sitios contaminados,
basurales, contaminación de los recursos hídricos, originando más
pobreza, desocupación, enfermedades, hambre y refugiados ambientales.
La mayor preocupación a nivel mundial es el impacto sobre el recurso
hídrico, el agua está directamente vinculada a la alimentación y a la
salud, la falta de este recurso en cantidad y calidad provoca la
aparición o permanencia de enfermedades evitables que afectan a millones
de personas, en particular a niños y madres. La calidad de vida de una
población está directamente relacionada con el libre acceso al agua
limpia y saludable. (Revista n° 20 Voces en el Fénix de la facultad de
Ciencias Económicas UBA).
El impacto directo más significativo se concentra en la salud. Las
enfermedades de origen hídrico, originadas, al beber, o por contacto, o
al comer verduras regadas con aguas servidas, o contaminadas con
sustancias como nitratos, cadmio, mercurio, plomo, arsénico, flúor, yodo
y metales pesados.
Capacidad ecológica
En la revista de la CEPAL de abril 2013, el catedrático Adolfo
Figueroa, en un artículo sobre “Crecimiento Económico y Ambiente”, indica: “La relación entre crecimiento económico y ambiente es uno de los
problemas de mayor interés en la economía moderna, la producción de
bienes depende del ambiente por una doble vía, por ser fuente de los
recursos y materias primas y por ser reservorio para los desechos y
contaminantes, en conjunto degradan el ambiente. La tierra impone
límites a la explotación y la absorción del ecosistema, a partir del umbral de contaminación, que es la capacidad del sistema ecológico de albergar a la sociedad humana. Todo puede producirse o reemplazarse, menos la capacidad ecológica. No somos capaces de producir otro ambiente ecológico para sostener nuestra existencia”.
Esto lo sintetizo Edward Wilson, biólogo de Harvard (1998, pág. 282), al afirmar “Para que todo el mundo alcance el nivel de vida actual de
los EE.UU. con la tecnología existente, se necesitarían dos planetas tierra
más”.
Todo esto se ve incrementado por las amenazas naturales y las
artificiales creadas por la humanidad, como el cambio climático a partir
del calentamiento global y los gases de efecto invernadero que originan
eventos extremos que afectan con inundaciones, sequias, huracanes y
tsunamis, a los grandes centros poblados y a la producción de alimentos
especialmente, como también a la infraestructura con pérdidas
multimillonarias.
La realidad nos marca, como dice Adolfo Figueroa (abril, 2013), que “El
proceso económico de crecimiento y distribución se realiza bajo
condiciones de fragilidad ambiental” y de inequidad. Esto ya lo decía
Juan D. Perón en sus discursos pronunciados en la CGT el 30 de julio de
1973. “Quieren nuestro recursos, por las buenas o por las malas” y “El
Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo” desde Madrid, el
21 de febrero de 1972. “Debemos cuidar nuestro recursos naturales con
uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales, que lo
buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y
desarrollo”.
Pasaron cuarenta años y la entrega de los recursos naturales sin
control ambiental es una constante, a pesar de los discursos que
quieren ilusionarnos con su defensa. El paradigma aplicado es entregar
todo, priorizando las inversiones. La ilusión de trabajos y regalías que
aumentaron la corrupción, la compra de voluntades, campañas de
desprestigio de las Asambleas Ciudadanas, con la negación de la
contaminación y la falta de control.
La crisis como oportunidad
Nuestra Provincia (La Rioja) por estar su territorio en la diagonal
árida, es la que menos recursos hídricos superficiales tiene y cada día
se contaminan más, por la acción natural y antrópica, pero continuamos
con acciones coyunturales, los basurales y los sitios contaminados
aumentan en forma geométrica, se continúan realizando cloacas sin
plantas de tratamiento, o realizando inversiones fabulosas como la de la
curtiembre, que no solucionan el pasivo ambiental.
El tema ambiental en nuestra región es una cuestión casi de
supervivencia, por los efectos nocivos sobre la salud, tenemos todo para
mejorarlo a partir de que se cumpla la decisión política de los
anuncios realizados tantas veces “el agua es vida”, “todos debemos ser
ambientalistas”, “si hay contaminación hay que denunciarla” y hasta
aquella de que “el agua vale más que el oro”.
La solución está en nuestras manos, si cada parte cumple con sus
obligaciones. La comunidad, tomando conciencia que el cambio debe ser de
todos nosotros, para controlar, mitigar y disminuir los pasivos y sitios
contaminados. Las autoridades responsables deben aplicar las leyes
existentes y lo establecido en la Constitución Provincial, con controles
efectivos, aplicación de tecnología de punta y no por negociados, y
buscar financiación en los organismos nacionales y mundiales, que
permitan hacer inversiones estructurales y no gastos coyunturales.
El síndrome del Famatina, como problema, se soluciona aplicando el
sentido común, y no persiguiendo y culpando a los que defiende el agua y
por lo tanto la Vida. Es uno de los pocos reservorio de agua que
depende de un glaciar de altura y es un pasivo ambiental por la
contaminación natural (el río Amarillo) y por la contaminación antrópica
desde la época colonial, que puede ser mitigado aplicando tecnología y
estudios ambientales serios, y no para tapar la contaminación, para de
esta forma poder decir que el tema ambiental no es una parajoda y se ha transformado en responsabilidad de todos como un nuevo paradigma.
Bibliografía consultada
- Agua un bien estratégico y vital en pugna, N° 20 voces en el fénix fac. Ciencias económicas Crecimiento económico y medio ambiente, abril 2013, Adolfo Figueroa. revista Cepal.
- La cuestión del agua, 2010. Academia nacional de ciencias económicas, ingeniería y ciencias exactas fisics y naturales de la república argentina.
- Mensaje ambiental de Juan D. Perón, 1972, a los pueblos y gobiernos del mundo quieren nuestros recursos por las buenas o por las malas. discurso de Juan d. Perón, 1973 en la CGT.
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Fuente: Ecoportal:
[Publicado en www.servindi.org]
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