Neurocientífico
comparte una serie de recomendaciones prácticas para musicalizar una
experiencia en LSD
La historia de las sustancias psicodélicas, incluidas sus facetas ritual y recreativa, está íntimamente relacionada con la música. En el caso particular del LSD, esta relación podría ser incluso más estrecha, ya que su popularización vino de la mano de un movimiento social que recurrió a la música como su vehículo fundamental de expresión: la revolución hippie de los 60.
Pero esta simpatía mutua, casi intrínseca, entre el LSD y la música no solo responde a fenómenos culturales o a circunstancias psicosociales, también tiene que ver, según recientes investigaciones científicas, con una correspondencia a nivel neurológico. Y al parecer, esta relación repercute de manera significativa en la estimulación emocional que la música provee, es decir, el LSD intensifica la injerencia que la música tiene en el espectro emocional de una persona.
Encabezados por el neurocientífico Mendel Kaelen del Imperial College, un grupo de investigadores se propuso determinar, con miras a enriquecer el aprovechamiento de LSD con fines terapéuticos, cuál es la mejor música para acompañar una experiencia con ácido lisérgico. Para descifrar este estimulante enigma, dosificaron 75mg de LSD a 20 voluntarios y monitorearon su comportamiento cerebral por medio de resonancias magnéticas. Durante el "viaje", los científicos contrastaron la experiencia de los voluntarios, de acuerdo con los estados de ánimo y las alucinaciones visuales que registraban, entre períodos de silencio y otros musicalizados con distintas piezas.
En busca de la perfecta playlist lisérgica
Con base en la información extraída de este experimento, Kaelen y su equipo tenían la misión de determinar cuál era la música más apropiada para acompañar un viaje de LSD. Obviamente, el hecho de que cada experiencia lisérgica es en esencia subjetiva y que además cada persona tiene sus propias predilecciones musicales complicaba el reto. Los voluntarios no podían llevar su propia música, ya que para obtener data científicamente limpia el ejercicio requería de estandarizar los estímulos musicales a los que se les exponía.
Así que, conforme al objetivo de crear una playlist ideal para encausar un viaje grato y terapéuticamente efectivo de LSD, Kaelen comenzó a probar diversas piezas y a cotejar los efectos que tenían en las personas. En entrevista para Motherboard, declara:
Inicialmente quería trabajar con música neoclásica que fuese muy evocadora y muy emocional, pero considerando el reto que implica para las personas un entorno con el fMRI Scanner, luego pensé que no sería muy buena idea exponer a la gente a un ambiente intensamente emocional. Terminé seleccionando música que proyecta una atmósfera muy relajante y positiva –sobre todo de un músico de ambient llamado Robert Rich.
De acuerdo con Kaelen, una de las mejor opciones para musicalizar las experiencias de sus pacientes en LSD son piezas que construyan ambientes sonoros, pero que también tengan un "instrumento con una melodía clara que la gente pueda seguir". Básicamente se trata de estructurar el viaje de forma relajante, pero que a la vez incluya un sonido o melodía que sirvan como guía para que se pueda navegar efectivamente en la experiencia. En sintonía con esta hipótesis, al neurocientífico le funcionaron particularmente bien un par de tracks del álbum colaborativo entre Robert Rich y Lisa Moskow, Yearning (1995).
Recomendaciones para musicalizar tu propio viaje de LSD
Y si se tratase de crear un guión musical para conducir la experiencia en LSD, entonces Kaelen sugiere comenzar con música relajante, para combatir el posible estrés que pueda generar el proceso de inducción a una experiencia lisérgica. Posteriormente elegir música más rítmica, para penetrar el estado y reforzar la inmersión y, finalmente, durante el clímax del estado, procurar música emocionalmente intensa, que migre de frecuencias anímicas y permita así generar un efecto pendular.
Con estas pistas, en combinación con los gustos personales, el psiconauta debería de ser capaz de confeccionar una playlist idónea para musicalizar su propia experiencia. En todo caso, sería importante estar atentos a los efectos que una música determinada tiene sobre nuestras emociones, sea o no bajo la influencia del LSD. A fin de cuentas recordemos que la música bien puede servir como una herramienta para manipular nuestra percepción de la realidad y, por ende, manipular la realidad misma.
[Fuente: www.pijamasurf.com]
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