Por Felipe Zayas
En una entrevista con Emilia Ferreiro que he encontrado hace unos días, la entrevistada afirma:
La definición de “persona alfabetizada” es siempre relativa a un lugar histórico y a un tiempo histórico. No se trata solo de conocer el alfabeto sino de poder circular en el entramado de las prácticas sociales que definen la “cultura escrita” de cierta sociedad en determinado momento de su desarrollo histórico. […] Por lo tanto, los requisitos para considerar actualmente a una persona como alfabetizada han aumentado como resultado de las nuevas tecnologías que, es bueno tenerlo en cuenta, “llegaron para quedarse”.
Aquí hay dos ideas muy importantes:
- Estar alfabetizado consiste en ser capaz de intervenir en las prácticas sociales que definen la cultura escrita en un momento histórico determinado.
- En la actualidad, estas prácticas sociales incluyen la lectura y la escritura en entornos digitales.
La consecuencia pedagógica que se deriva de estas afirmaciones es
clara: enseñar a leer y a escribir –en todos los niveles educativos–
implica enseñar destrezas de lectura y de escritura en la Red. Por
tanto, la expresión “integrar las TIC en la enseñanza de la lengua”
deberá significar “enseñar a leer y a escribir en una cultura digital”.
Pero en la asignatura de lengua no acabamos de ser consecuentes con
una idea que todos admitimos: “el objetivo de esta materia es
fundamentalmente el desarrollo de estrategias y habilidades implicadas
en el uso de la lengua”. Ser consecuentes con esta afirmación requeriría
poner efectivamente los usos verbales en el eje de la enseñanza y del
aprendizaje. Requeriría replantear el lugar y función de los
aprendizajes gramaticales y de otros saberes declarativos. Requeriría
una dinámica de aula centrada en el ejercicio de la comunicación y no en
la recepción de conocimientos sobre la lengua y el discurso.
Si este “giro copernicano”
no lo hemos dado, si enseñar lengua sigue siendo “enseñar conocimientos
sobre la lengua”, ¿cómo vamos a abordar los nuevos requerimientos de la
alfabetización tal como se entiende en este momento histórico? Si este
giro no se produce, de poco servirán las novedades tecnológicas que de
forma tímida o compulsiva incorporamos al aula.
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