segunda-feira, 4 de março de 2013

A todos deberían interesarnos los ejemplos


Por Graciela Melgarejo 
En la medida de lo posible, deberíamos estar atentos a todo lo que se dice y se escribe, tratar de leerlo todo y de oírlo todo. Aunque parezca imposible -lo es-, sería la mejor manera de poder estar "actualizados" en los temas de nuestro idioma, el español. ¿Por qué? Porque uno sabe, y lo comprueba a diario, que incluso los diccionarios, las gramáticas y las ortografías que están en línea no hacen a tiempo para abarcar toda la flexibilidad de la lengua y sus cambios constantes.
Además, como decía Manuel Seco en la entrevista ya citada aquí: "Un diccionario ideal sería el que nos atrevimos a hacer (el del español actual); después hicimos una versión abreviada en la que prescindíamos de todos los ejemplos. A la gente le interesa el diccionario sin estos casos prácticos, pero yo creo que debería interesarle con ejemplos".
Esta observación tan atinada aviva un recuerdo personal de un ejemplo de uso para la palabra diminuto. En el Diccionario Kapelusz de la lengua española (en la edición de 1979), se definía así, en la primera acepción: " diminuto, ta adj. Excesivamente pequeño: en mi vaso la luna redonda / ¡diminuta!, se ríe y tiembla (f. García Lorca)". Un ejemplo perfecto, bello e inolvidable, por supuesto.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando una palabra que conocemos surge sorpresivamente en un contexto aparentemente muy distinto y, sin embargo, comprobamos que está bien usada? El miércoles pasado, en una reunión para periodistas con que se dio comienzo al V Congreso Latinoamericano de Enfermedades Lisosomales (Colatel) -llamadas también enfermedades raras o poco frecuentes, uno de los médicos especialistas se refirió al diseño de moléculas "chaperonas", un grupo de proteínas que acompañan a otras y las "ayudan" (en este caso, a un gen defectuoso). Es decir que estarían al servicio de estos pacientes tan especiales, para que puedan usar más y mejor los recursos que su organismo tiene.
Chaperona es una palabra que quien esto escribe reconoció inmediatamente por haberla leído de pequeña, en las traducciones al español de libros "para jovencitas" (probablemente, los de Louisa May Alcott). En el Diccionario de la RAE están chaperón, na1 y chaperón, na2, pero la que interesa es la segunda entrada. La segunda, entonces, se define como "1. m. y f. C. Rica, Méx. y Ven. Persona que acompaña a una pareja o a una joven como carabina. En el área del Caribe, Chile y Honduras, u. solo en f." (lo cual nos lleva inmediatamente a carabina, "2. f. coloq. Mujer de edad que acompañaba a ciertas señoritas cuando salían a la calle de paseo o a sus quehaceres", significado deducible para una palabra también leída, pero mucho menos frecuentemente, en alguna otra traducción al español).
Es en el diccionario de Seco, Andrés y Ramos en donde se decide entrar solo la forma chaperona y definir así: "chaperona f (raro) Mujer que acompaña a una joven por conveniencias sociales o para vigilarla. / Hola 29.9.84, 97: Aunque nos trataron bien [a las candidatas a la elección de Miss Universo], estábamos supervigiladas... El sistema ya se sabe cuál es: para cada dos chicas colocan una "chaperona" para que vigile".
Así como las chaperonas se actualizan, otras palabras nacen a la lengua: el neologismo meme, por ejemplo, aclara Fundéu que se escribe en redonda y sin comillas. Creado por Richard Dawkins en su libro El gen egoísta, aparece definido en el diccionario Webster como 'idea, comportamiento, moda o uso que se extiende de persona a persona dentro de una cultura'. Meme se emplea cada vez más para referirse a cualquier 'imagen o texto, a menudo de contenido humorístico, que se comparte viralmente en las redes sociales durante un período breve'.
[Fuente: www.lanacion.com.ar]

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