quarta-feira, 29 de agosto de 2018

Consumidores moderados de vino de mediana edad, los menos propensos a desarrollar demencia

Un proyecto hospitalario realizado en Reino Unido concluye que las personas abstemias y los bebedores empedernidos tienen las mayores probabilidades de experimentar una afección cerebral degenerativa, como el Alzheimer



Un estudio publicado en la revista médica internacional BMJ (British Medical Journal) recoge la mayor evidencia científica hasta la fecha entre el consumo moderado de alcohol durante la mediana edad y una menor probabilidad de desarrollar demencia en la edad adulta.
Los hallazgos se basan en datos del estudio Whitehall II, un proyecto en curso que rastrea la salud de los funcionarios y funcionarias británicas que tenían entre 35 y 55 años en 1985 (cuando comenzó el proyecto). Para el nuevo estudio, un equipo de investigadores franceses y británicos reunió 23 años de datos de seguimiento de 9.087 participantes de Whitehall II, incluidos los registros hospitalarios y los niveles autoinformados de consumo de alcohol. 
Los investigadores clasificaron como "abstemios" a aquellos participantes que se habían abstenido completamente del consumo alcohol, también a los que dejaron de beber al iniciar el estudio y a los que bebieron durante el período de estudio de manera "testimonial" con muy poca frecuencia. 
Al resto los clasificaron como "bebedores", que a su vez se dividieron en dos grupos adicionales: los que bebían entre 1 y 14 unidades de alcohol por semana (la ingesta recomendada en el Reino Unido para hombres y mujeres) y los que bebían por encima de esa tasa. Cabe señalar que una unidad de la ingesta recomendada de alcohol en el Reino Unido, o consumo moderado, es de unos 10 mililitros de alcohol puro, equivalente a una pequeña copa de vino de aproximadamente 75 ml.
Abstemios y bebedores empedernidos, el grupo con mayor riesgo de sufrir demencia
El estudio concluyó que de los 397 casos totales de demencia reportados por el hospital, los abstemios y los bebedores con un consumo por encima del recomendado mostraron un riesgo más alto de desarrollar demencia. Además, de este último grupo, entre aquellos que bebieron más de 14 unidades por semana, cada siete bebidas adicionales por semana aumentaron el riesgo de demencia en un 17%.
El riesgo más bajo de padecer demencia, por tanto, se encontraba en el grupo que durante el periodo de evaluación mantuvo un consumo moderado menor a 14 unidades semanales, equivalente a una botella y media de vino repartida a lo largo de la semana.
Por otro lado, los investigadores destacan que las causas subyacentes del aumento del riesgo son probablemente diferentes para cada uno de los dos grupos de mayor riesgo. 
Los abstemios mostraron una mayor prevalencia de enfermedad cardiometabólica (accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria, fibrilación auricular, insuficiencia cardíaca y diabetes), que según el texto del estudio podría contribuir al desarrollo de la demencia. 
Los investigadores también encontraron que el historial de ingresos hospitalarios por enfermedades relacionadas con el consumo abusivo de alcohol se asociaba con un riesgo cuatro veces mayor de demencia, lo que apoya la idea de que el consumo excesivo confiere un mayor riesgo.
El vino ofrece menor riesgo de padecer demencia, frente a la cerveza
Si bien el estudio se centró principalmente en el consumo de alcohol en general, los autores notaron un patrón interesante entre los diferentes tipos de bebidas. Los participantes en el grupo de 1 a 14 unidades por semana tenían más probabilidades de beber vino, mientras que los que consumían más de 14 unidades por semana bebían más cerveza.
Los investigadores también reconocen algunas de las deficiencias del estudio. "Una limitación clave, como en otros estudios observacionales, es la medición del consumo de alcohol usando autoinformes", se lee en inglés en el texto del estudio, que señala la posibilidad de informar sesgos.
Otra limitación importante de este estudio es la forma en que los bebedores y los abstemios fueron categorizados. Debido a que los participantes solo comenzaron a registrar sus hábitos de consumo durante la mediana edad, carece de información sobre cuánto bebieron en sus años anteriores. Estos patrones podrían haber tenido un efecto sobre si desarrollaron demencia posteriormente en la vida. Además, el amplio uso del término "abstemios" para incluir a aquellos que ocasionalmente bebieron puede tener resultados sesgados.
Según la Asociación Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 47 millones de personas en todo el mundo viven con algún tipo de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Huntington. Aunque es más común entre los ancianos, la demencia, que incluye síntomas como pérdida de memoria, problemas de juicio y problemas de comunicación, no se considera una parte normal del envejecimiento, y en algunos casos puede conducir a la muerte.
"Dado que se espera que el número de personas que viven con demencia se triplique para el año 2050 y la ausencia de una cura, la prevención es clave", dice el texto del estudio, citando un informe de la OMS. "Mostramos que tanto la abstinencia del alcohol a largo plazo como el consumo excesivo de alcohol pueden aumentar el riesgo de demencia".
Como un estudio observacional, no se puede inferir un vínculo de causa y efecto directo entre beber y la demencia. Sin embargo, se agrega al creciente cuerpo de investigación que rodea el tema, y ​​puede proporcionar evidencias y más bases para futuros estudios relacionados.
[Fuente: Alcohol consumption and risk of dementia: 23 year follow-up of Whitehall II cohort study BMJ 2018;362:k2927 https://doi.org/10.1136/bmj.k2927 - reproducido en www.vinetur.com]

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