domingo, 26 de agosto de 2018

Bolivia: Jóvenes aymaras en la industria de cine popular

Escrito por Juan León  

A miles de kilómetros de la meca del cine, jóvenes de origen aymara producen en Bolivia películas de cortometraje a bajo costo, en su lengua original y de guion simple, a pesar de sus limitaciones técnicas y económicas.
La producción es todavía precaria, pero “hay mucha gente aymara que hace cine desde hace tiempo”, según Juan Carlos Aduviri, actor y director de origen indígena que en el 2011 fue nominado a los premios Goya de España.
Según Aduviri, “estamos en un momento en el que hay muchos jóvenes aymara que se han preparado para hacer cine y esa realidad se empieza a observar cada día más, porque hay una comunidad muy grande de gente de ascendencia aymara en Bolivia”.
Bolivia tiene algo más de un millón de habitantes de origen aymara, según el Censo del 2012, que en su mayoría habitan en la región andina del occidente del país. Calixto Suárez, fundador de la productora “Huayra Andino”, afirma “quiero que ellos vean mis películas”. Cada película le cuesta entre 2.800 y 3.000 dólares. “No le pido auspicio a nadie, ni a empresas ni Gobierno. Mi esposa y yo ponemos el capital”, se ufanó.
Como en el caso de la familia Suárez, la todavía incipiente industria de películas populares, por lo general de guion basado en historias domésticas, se abre mercado de manera sostenida, aunque lentamente; sus orígenes se remontan a los años 60.
La primera película boliviana hablada en aymara fue el largometraje “Ukamau”, producida y dirigida en 1960 por Jorge Sanjinés en base a un guion que gira en torno a la venganza de un indígena contra su patrón, que violó a su esposa.
Desde entonces, la producción de cineastas y actores de origen aymara fue creciendo en forma gradual, favorecida ahora por la posibilidad de las grabaciones en DVD que permiten la proyección masiva en salas comunitarias del área rural.
Mela Márquez, que se formó en Italia y dirige la Cinemateca Boliviana, le atribuye a Iván Sanjinés, director del Centro de Formación y Realización Cinematográfica, el renovado impulso a la producción y a la formación de actores indígenas.
De esa institución egresó Reynaldo Yujra, protagonista de “La Nación Clandestina”, igual que una camada nueva de jóvenes actores nacidos en el área de influencia del lago Titicaca, que comparten Bolivia y Perú.
Pero las primeras 16 producciones de cine hechas íntegramente por indígenas, según Márquez, son fruto de programas financiados por la cooperación francesa que se desarrollaron desde 1983 en las minas del sur del altiplano andino.
La mayoría de esas películas muestra costumbres, mitos y leyendas de la nación aymara, en relatos casi lineales y en la misma lengua. Aduviri le explicó a ANSA que “es muy interesante todo lo que trabaja y siente el aymara y no solo pensar en él como individuo o en el contexto actual y mundial. Hay que retratarlo en el contexto de su vida diaria para entender su mundo cotidiano”.
También el municipio vecino de El Alto, la ciudad considerada “dormitorio” de La Paz, la de mayor crecimiento demográfico de Bolivia por las migraciones campesinas y una de las de mayor conflictividad social, ha creado una escuela de cinematografía. Sus egresados comenzaron en el 2006 a producir documentales de 20 minutos promedio sobre la nación aymara, pero en castellano, a un costo de 800 bolivianos (110 dólares), más los gastos de alimentación y transporte del equipo de producción.
Se trata “más que todo de esfuerzo y de entrega”, declaró a Ansa Naira Condori, una de las primeras egresadas de la escuela municipal de esa ciudad. “Es posible hacer cine a bajo costo”, añadió. Pese al bajo costo de producción y al también bajo retorno de la inversión, sus productores sufren también el ataque de la piratería que afecta a las grandes películas. En Bolivia se consiguen copias de películas aún sin estrenar a un dólar.
Gracias a esa competencia desleal, Suárez comentó que sus películas “entraron a todo lugar” porque “los piratas las vendieron como pan caliente”, aunque reconoce que la popularidad que logró así le hizo cuesta arriba recuperar su inversión.
En compensación, las películas destinadas a la gente de habla aymara se abren paso también entre la de habla castellana. El grupo “Huayra Andino”, de Suárez, proyecta producir la versión en español de algunas de esas películas.

[Fuente: www.ansalatina.com]

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