¿Tenéis vergüenza?
Quizás sea una de las frases o ideas más compartidas, difundidas y oídas en lo que al objeto de la ilustración se refiere.
Esta ilustración del dibujante iraní Alireza Pakdel
nos abofetea en la cara directamente, nos sacude el alma y nos proyecta
una verdad incontestable; nos hemos convertido en los cronistas de
nuestra propia vergüenza, no en la solución.
Nos molesta, nos ofende, nos indigna, nos escuece, claro que nos escuece.
¿Nos avergüenza?
“Hay niños ahogándose, ¡qué horror!” “¿hacía falta ser tan explícito?”. Estas son algunas de las reacciones más comunes.
Hay niños ahogándose, sí es cierto, pero
que muy cierto. En los últimos años, podemos contar por miles los que se
han ahogado en el Mediterráneo, y también por miles los que han
desaparecido en tierra firme, en Europa, la Europa de las oportunidades.
¿Que si hacía falta ser tan explícito? La
historia de lo que en el Mediterráneo ocurrió en pleno siglo XXI, no se
escribirá en los libros con tinta, sino con vergüenza y sangre.
¿Tenéis vergüenza?
Esa es la frase que se lanza al aire, con un destino claro; la política y los políticos.
Apelamos a ellos, a su poder para cambiar
las cosas, a su obligación, a su dedicación, a su honradez, a sus
valores, a su sensibilidad, a su responsabilidad, a su ética, como si de
un empírico caballo de Troya estuviésemos hablando, el cual blandiera
justicia y equidad, rompiendo los muros de la injusticia que atenta
contra las vidas y la libertad.
¿Prosaico, verdad?
¿Y nosotras? ¿Qué pasa con nosotras?
¿Qué pasa con las personas que lloramos
viendo un dibujo y sin embargo, no entendemos que una parte de ese
horror es culpa nuestra?
Uno solo vale uno, y eso nos da miedo, vértigo y en muchos casos, pereza, pero, ¿y dos? ¿y tres?
La manera de acabar con lo que no es justo no es paliar el efecto, sino acabar con la causa.
Está en nuestras manos que la humanidad
pueda volver a escribirse con mayúsculas, sin dejar que nos tutelen
nuestra capacidad de sentir, sin dejar que gobiernen en nuestra
capacidad de decidir, sin dejar que nos vendan un miedo que no
necesitamos temer, sin dejar que nos roben nuestro derecho a ser libres,
sin que decidan por nosotras, quién vive y quién muere.
La humanidad no se compra, no nos la dejemos vender.
[Ilustración: Alireza Pakdel @alirezapakdel60 - fuente: unadikumrefugees.com]
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