Rubén Blades, el músico, actor y exponente cultural latinoamericano, ha coleccionado arte —de manera informal, a menudo con base en la serendipia— durante décadas antes de casarse con la actriz y cantante Luba Mason.
Adrienne Grunwald
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La pareja —él de Panamá, ella de Nueva York— se mudaron a una casa de piedra en el vecindario de Chelsea, en Nueva York, donde han consolidado sus colecciones y han adquirido nuevas piezas.
El gusto de Blades oscila desde el surrealismo de la era de la Gran Depresión de Estados Unidos a los retratos y los paisajes de estilo clásico, con escapes hacia las imágenes de libros de cómics, afiches de películas y arte popular. Mason, como Blades, prefiere pinturas con temáticas de la ciudad de Nueva York, así como litografías y dibujos en bolígrafo con temáticas teatrales; sus contribuciones al decorado incluyen dos caricaturas de Al Hirschfeld: una de él en el musical de Paul Simon, The Capeman, y una de ella en How to Succeed in Business Without Really Trying.
Ellos conversaron después de que Blades se fue de gira por Europa con un grupo de salsa. Un nuevo documental sobre su vida, Yo no me llamo Rubén Blades, se proyectará este mes en festivales de cine y en cines en América Latina. Próximamente, lo volveremos a ver en la televisión como Daniel Salazar en Fear the Walking Dead. A partir del 11 de septiembre, Mason comenzará a participar en funciones previas de Girl from the North Country en The Public Theater. Estos son algunos fragmentos editados de la conversación.
“Night Ranch”, obra de un artista desconocido, en la habitación de Blades y Mason |
Sé que su hogar alguna vez perteneció a una iglesia.
LUBA MASON: Este era el Convento del Ángel de la Guarda en la avenida 10. Agregaron esta habitación circular como capilla. Cuando la vimos por primera vez, todavía tenía un altar con una enorme cruz de color rojo y reclinatorios.
Tienen un hogar hermoso con mucho arte. ¿Comparten los mismos gustos?
RUBÉN BLADES: Me guío por lo que me gusta, no necesariamente por quién es el artista. Sigo buscando obras que sorprendan, me conmuevan o me impresionen, nunca pregunto quién la hizo ni pienso en ella como una inversión.
L. M.: Rubén y yo vamos a mercados de arte o a tiendas de antigüedades y caminamos por separado. Posteriormente, nos reunimos y descubrimos que nos gustaron las mismas cosas. En la parte superior de la casa tenemos una imagen de una granja con la puerta abierta y la luz es naranja. A ambos nos gustó por separado y la compramos juntos.
Esta también parece Nueva York. ¿Es de Reginald Marsh?
R. B.: Es una impresión de Reginald Marsh, una cosa de realismo social de la década de los treinta. Los trabajadores están evidentemente rompiendo una huelga. Me recuerda de alguna manera a mi abuela Emma en Panamá. La injusticia social le provocaba indignación.
L. M.: Hay otra de Nueva York en la planta inferior. Es de cuando vivía en Los Ángeles y participaba en Chicago en Broadway. Nací en Queens y quería una pintura de Nueva York en mi camerino. Encontré esta vista del Midtown en el mercado de pulgas en la cochera en la calle West 25th.
R. B.: ¿Ahí la conseguiste? ¿De verdad?
Una pintura de Broadway en el hogar de la pareja. Mason la adquirió. |
Odio pedirles que elijan sus piezas favoritas, pero ¿tienen alguna?
R. B.: Tal vez es el Capeman original hecho por Hirschfeld que Luba me compró por mi cumpleaños.
L. M.: Rubén amó mi litografía de Hirschfeld de How to Succeed in Business Without Really Trying. Así que fui a una galería y encontré un Capeman.
¿Cuál es la historia de este retrato sobre el piano?
R. B.: La llamo “Adela”. Adela fue mi bisabuela de origen vasco, la mamá de mi abuela Emma. Mi abuela fue una mujer inteligente y de espíritu libre que se divorció de dos esposos y crió a cuatro hijos por su cuenta. Practicó yoga, fue una de los rosacruces y una feminista. En esta pintura veo a una mujer que espera que las cosas se resuelvan adecuadamente para su familia. Tiene una mirada de preocupación, también de esperanza. El pintor, quien haya sido, hizo un buen trabajo.
Mencionaste que coleccionas afiches de películas y arte de cómics.
R. B.: Tengo el número uno de Action Comics y el número 27 de Detective Comics. ¿Quieres verlos?
Esas son las primeras apariciones de Superman y Batman. Sí, quiero verlos. Sí.
La colección de cómics de Blades incluye las ediciones con las primeras apariciones de Superman y Batman.
L. M.: La mayoría de la gente tiene ropa en sus clósets. Mi marido tiene cómics. Además de sombreros y periódicos.
R. B.: Exacto. Este arte original para la revista Punk tiene a Lou Reed en la portada.
¿Lo conociste?
R. B.: Lou Reed era el máximo punk. Viajamos juntos una vez después de un acto benéfico. Tal vez nadie más quería compartir el taxi con él. Era mordaz y no soportaba a la gente tonta con gusto, pero era genial estar con él.
¿Existen desventajas al coleccionar?
R. B.: No tener espacio suficiente. Luba cree que soy un acumulador de corazón. Me gustaría tener un lugar donde exhibir todo junto. ¡Algún día!
[Fotos: Adrienne Grunwald - fuente: www.nytimes.com]
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