Expedición de seis semanas que comienza en julio intentará
encontrar a Paititi en el Santuario Nacional Megantoni del sudeste
peruano.
Por David Hill*
Un escritor y aventurero francés planea explorar
una de las zonas más remotas de la Amazonía peruana en busca de la “ciudad perdida” o “secreta” que habría sido construida por los incas, pero se teme que la expedición ponga en peligro la salud de tribus aisladas nunca expuestas a las enfermedades humanas más comunes.
Thierry
Jamin sostiene que la ciudad, a la que llama “Paititi”, podría
encontrarse en alguna parte dentro de las 215,000 hectáreas del
Santuario Nacional Megantoni en la región de Cusco, al sudeste del Perú.
“Los magníficos descubrimientos logrados por mi grupo en los valles
de Lacco, Chunchusmayo y Cusirini, al norte del departamento de Cusco,
conducen hacia una zona precisa situada en el Santuario Nacional
Megantoni”, dijo Jamin a The Guardian vía correo electrónico.
“Varios nativos del bosque – matsiguengas – afirman que existen
‘ruinas monumentales’ en la cima de una extraña montaña cuadrada. Pienso
que estamos muy cerca de oficializar la existencia de este gran sitio
arqueológico.”
Según su página web,
Jamin planea una expedición de seis semanas que comenzará en julio.
Contará con la asistencia de la ONG con sede en Cusco que él dirige y un
grupo de machiguengas de una aldea cercana al santuario.
El sitio web describe a
Paititi, o “Paititi-El Dorado”, como “la ciudad secreta de los incas,
una de las historias más fascinantes de su mitología, el mayor enigma
arqueológico de Sudamérica”, lugar donde los incas ocultaron “todos los
tesoros [de su] imperio” tras la invasión europea.
La búsqueda del Paititi o la “ciudad perdida de los incas” generó
gran interés y considerable controversia desde el siglo XVI, con teorías
e ideas contradictorias sobre dónde podría estar y si realmente
existió.
Pero
algunos expertos temen que la expedición constituya una amenaza para
los nanti – indígenas aislados llamados también “kugapakoris” – que
viven en el santuario. Uno de los principales motivos para su creación
hace 10 años fue precisamente proteger a los grupos de indígenas con
escaso o nulo contacto con foráneos, quienes son extremadamente
vulnerables a las enfermedades infecciosas por su incapacidad de
resistirlas.
Según el Plan Maestro del Santuario Nacional Megantoni 2007-2011, documento oficial
de 160 páginas que define las estrategias y planes para el manejo el
área, sus 215,000 hectáreas se dividen en “zonas” donde se permiten
diversas actividades. La más grande y alejada de ellas, denominada Zona
de Protección Estricta (ZPA), se encuentra en el extremo oriental del
santuario. Su principal objetivo es “proteger a los pueblos en aislamiento voluntario” y solo admite la investigación científica en “circunstancias excepcionales”.
Jamin mantiene en secreto el destino exacto de la expedición, pero
confirmó a The Guardian que su intención es remontar el río Ticumpinia –no el Timpia donde, según dijo, viven “numerosas comunidades
kuga-pakuri”.
“No queremos revelar a nadie nuestras zonas de estudio, ni difundir
la ubicación exacta de los sitios que hemos encontrado”, aseguró.
Lelis Rivera, quien trabaja para la ONG Cedia y jugó un papel clave
en la creación del santuario, indicó que la presencia de personas ajenas
a él “podrían causar peligro para la gente que vive allí” y que el
ingreso a la ZPA está “terminantemente prohibido” por la legislación
peruana.
“Cualquier persona que habite el tramo superior de los ríos Timpia o
Ticumpinia es sumamente vulnerable a la transmisión de gérmenes – es la
naturaleza de la vida en relativo aislamiento social e inmunológico”,
dijo el antropólogo Christine Beier de la ONG Cabeceras Aid Project y
uno de los expertos mundiales sobre la sociedad e historia nantis.
Jamin dijo a The Guardian que solicitará al Ministerio del Ambiente,
entidad responsable del manejo de las “áreas naturales protegidas”, el
permiso para ingresar al santuario Megantoni. Agregó que ya solicitó el
permiso del Ministerio de Cultura.
Sin embargo, Ramón Rivero Mejía, funcionario del Ministerio de
Cultura, dijo que no recibió solicitud alguna ni de Jamin, ni de
miembros de su equipo o de la ONG que preside.
Algunos expertos dudan de que Paititi esté donde Jamin cree que está.
“Los incas conquistaron los territorios machiguenga y piro y
construyeron caminos, puentes y algunos establecimientos fortificados,
por lo cual es posible que en Megantoni se encuentren algunos edificios y
objetos”, opinó Martti Parssinen, arqueólogo e historiador finlandés que
investigó a los incas durante décadas.
Sin embargo, Paititi no está allí… Primero, estuvo ubicada de la
confluencia de los ríos Madre de Dios y Beni hacia el este o el sur,
pero durante el período colonial algunos refugiados incas probablemente
la reubicaron cerca de las montañas Pacaas Novos en Brasil.”
Consultado por The Guardian sobre por qué piensa que los restos
arqueológicos de Megantoni podrían estar vinculados a los incas, Jamin
comentó: “No sabemos si son incas o pre-incas. Uno de los objetivos de
nuestra campaña 2014 es establecerlo.”
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* David Hill es periodista. Puede seguirlo en su página web: www.hilldavid.com y en su cuenta de Twitter: www.twitter.com/@DavidHillTweets.
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Publicado el lunes 7 de abril de 2014 en el periódico The Guardian.com. Traducido al español para Servindi por Luis Claps.
[Fuente: www.servindi.org]
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