Las personas que traducen a los cardenales antes del Cónclave, por Sandra Bertonili, presidenta de la Asociación italiana de traductores e intérpretes
«Privacidad, preparación sobre los temas que se afrontarán y conocimiento
de la historia». Este es el perfil de los intérpretes
presentes en las congregaciones generales que traza Sandra Bertollini, presidenta
de la Asociación italiana de traductores e intérpretes y con
una experiencia de 20 años en el sector, en colaboración
con Labitalia. «Es una de esas situaciones –explica– en las
que es necesario estar bien preparados. Es un ambiente particular,
en el que cuenta la discreción y también el propio
bagaje cultural» a la hora de traducir.
«Para un intérprete
–indica – nunca es suficiente, de hecho, conocer solo la
lengua que hay que traducir, sino también la cultura de
un país y sus costumbres. Interpretar significa no solo traducir
las formas usuales, sino también entender el significado de ciertas
afirmaciones que cambian dependiendo de la nación».
«Como en Asia –continua
Sandra Bertolini–; se usan, por ejemplo, algunos códigos completamente diferentes
de los del Occidente; y así, una frase dicha por
un inglés no es tan comprensible para un escocés o
un neozelandés. Hay que tener en cuenta las jergas y
las expresiones propias de algunos territorios».
«Un buen intérprete se hace
con el tiempo y, sobre todo, afinando ciertas técnicas, como
tomar apuntes para la llamada traducción consecutiva. Para expresar perfectamente
el pensamiento de quien habla, además, hay que estar concentrados
y no dejarse sobrepasar por el pánico [...] Técnicamente –afirma
la presidenta de la Asociación de traductores e intérpretes italiana–
hay un pequeño retraso de pocos segundos en los que
la mente escucha las palabras, las elabora y las hace
salir literalmente de la boca, pero traducidas. Es una cuestión
de entrenamiento».
«El del traductor ya no es el mundo romántico
de hace 30 años –admite. Seguramente es hermoso e interesante,
pero si se hace con humildad. Nunca hay que olvidar
que siempre se pueden cometer errores. Hay que tener curiosidad
y contar con una excelente memoria, tener interés por otras
culturas y estar predispuestos a las relaciones interpersonales. De hecho,
existe la posibilidad de viajar y de dialogar con personas
que te pueden enriquecer a nivel humano. Como, seguramente, en
un pre-Cónclave».
[Fuente: www.catholic.net]
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