En lengua maya la palabra Ol significa ánima, espíritu, en ese mismo Kinan, es energía. Y las manifestaciones de animación como la alegría, se dice: Cici olal, o sea ánima sabrosa, buena; Ch’a olil: entusiasmo, Lix’zah ol-lik’zah, Puczikal dza ol, animar, dar ánimo; animarse es ch’a ol, chichcuntah ol: ánimo, por espíritu es Muk ol: energía, fortaleza.
Escrito por Danie Sans
Valor, valeroso es Muk´ol-chich olal, Chih olil. Estas expresiones mayas referentes al estado de ánimo de la persona, nos revelan con toda sencillez ese concepto de la presencia del ser humano, de esa energía que se manifiesta en tan variadas reacciones en el individuo. Y el ánimo es alma y es espíritu y es principio de la actividad humana, y es el valor, el esfuerzo y la energía. El maya pregunta: ¿Bix a uol? ¿cómo está tu ánimo? y la respuesta es: Utz in uol, está bueno mi ánimo; Káz in uol: está malo mi ánimo. Depende pues, del estado anímico de la persona lo que se exprese. Por otra parte la voluntad en lengua maya es Olah o Uolah, y esto comprueba eso de que la voluntad es una potencia del espíritu al través del alma. ¿Estaban equivocados o en un error los filósofos mayas? ¡No!, estaban en lo cierto, y tan es así que la proposición maya por el Olal-yolal- tiolal. Tin uolal: por mí; Ta uolal: por tí; Tiolal: por él, y esta proposición por, es con la qe se indica a persona, agente en las oraciones de pasiva. ¿Qué quiere decir todo esto? Simplemente que esos antepasados mayas no ignoraban quién era o quién es el hombre, sus facultades psiquicas y físicas, materiales y espirituales, pero con un verdadero sentido racional, que no deja lugar a dudas y lo comprobaron con el concepto Men: creer, crear y hacer, el poder de la fuerza mental en toda su más clara y sencilla acepción.
También debemos mencionar que el libre albedrío se expresó como Ol uolah, espíritu de voluntad, y ejercerlo era bajo la absoluta responsabilidad de la persona, porque lo hacía a conciencia, bajo su absoluta voluntad y podía negar su acción de pensar, decir y hacer. Así era esa ética maya, porque comprendía lo espiritual y lo material que estaba en él, como estaba en todos, por cuyo motivo llegó a la convicción axiomática de que el hombre fuerte al hombre es: el hombre, bajo la certeza científica de que todos partimos de un punto, de ser Único Dador del Movimiento y la Medida, del cual somos un vivo y fiel reflejo.
[Fuente: www.culturamas.es]
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