terça-feira, 25 de abril de 2017

La Luna ya no rueda por Callao…



(¡Perdón Maestro!) 
Escrito por Norberto Tallón

A Horacio Ferrer

Discepolín escribió, desde su pesimismo o realismo, las metáforas de “Cambalache”, sin saberlo, para que fueran “tan eternas como el agua y el aire” como el mitológico verso de Borges.

Con el más grande de los respetos, me imagino golpeando la puerta de su departamento, el 827 del Alvear Palace, para interrumpir su bonhomía, su bohemia, su manera tan particular de expresarse y decirle “Maestro, tengo malas noticias”…

Si bien las tardecitas de Buenos Aires siguen teniendo ese “qué sé yo”, el salir por Arenales no es seguro saber hacia dónde va, entre tantos cambios, la calle… Es posible que medio siglo después ya no exista “ese” árbol porque algún paisajista de turno decidió eliminarlo y no podrá aparecer ese figura extraña, disfrazado lo más seguro es que lo internen, el melón está caro cuando se consigue, las camisas ni pintadas se usan mucho menos y desaparecieron los zapateros de las “medias suelas”, los taxis ya no tienen banderitas sino una luz que hace las veces de tal y es probable que nadie lo vea porque ya casi nadie mira nada, el guiño del ojo puede llevar al neurólogo y el frutero no está más en la esquina, lo “encerraron” en un Mini Market al menos.

Mi recordado Horacio “póngale” (parafraseando el actual ¡Ponele!) que se consiga bailando y volando transmitir la banderita y saludar presentándose como “piantao, piantao, piantao” (Tres veces piantao), pero… La Luna ya no rueda por Callao, no puede circular por la senda de los buses y su destino sería el río ante la dificultad de girar donde lo necesitara o quisiera…

El coro de astronautas y niños será tomado como un piquete, al llegar la noche sería difícil transitar la ribera de la sábana con el poema y el trombón pues es probable que en ese lugar alguna cuadrilla realice algún arreglo de “algo” complicando llegar hasta el corazón para enloquecerlo de libertad.

Correr por las cornisas, los locos que aplauden el amor, el valsecito bailador, la risa de los campanarios, el saludo de la gente linda y la invitación a la trágica locura total de revivir que alguna vez creímos son esas Inmensas figuras literarias que creó, usted, Mágico Ciudadano del Río de la Plata y que se seguirán disfrutando por siempre.

Desde su mirador eterno tengo la certeza de que comprenderá este recorrido extraño, mirando sus increíbles armazones de palabras que en un tiempo eran más fáciles creer factibles.

Disculpe, Don Horacio Arturo Ferrer Ezcurra, lo dejo, sé que es la hora de la siesta de un habitante nocturno alimentado letra a letra de cada ser humano y cada lugar que se cruzaba ante sus ojos y su mente.

La Luna ya no rueda por Callao y cada día la poesía se pierde un poco más… Y no solo Ella y Él están locos… Todos lo estamos. ¡Perdón Maestro, dígalo y cántelo!





[Fuente: www.diariodecultura.com.ar]

Sem comentários:

Enviar um comentário