terça-feira, 18 de junho de 2024

GENOCIDIO: «Tengo miedo de lo que le puedan mandar hacer en Gaza»

La división israelí entre quienes quieren un alto el fuego y quienes optan por la continuación de la guerra “hasta la victoria final” está también presente entre las madres de los soldados israelíes; mientras unas sufren por lo que les pueda pasar a sus hijos en Gaza y desconfían de lo que les pueda ordenar el gobierno de Netanyahu, otras no quieren ni oír a hablar de una tregua y priorizan el “estrangulamiento absoluto” del enemigo aunque eso mantenga a sus hijos en combate.

Concentración de madres de soldados israelíes.

Escrito por Joan Cabasés Vega

Las tropas israelíes tienen tan pocas bajas en el frente gazatí que los medios de comunicación de su país les pueden poner nombre. Incluso les ponen cara en fotografías y añaden algún detalle de su historia personal, como su ciudad de origen o el recorrido que habían tenido dentro del ejército israelí. El pasado 29 de mayo fue el caso de Uri, Ido y Amir, tres jóvenes soldados de entre 20 y 21 años de edad que murieron en Rafah. Accedieron a un edificio donde había unos explosivos por detonar y cuando el dispositivo estalló, el edificio se les cayó encima. Algunas fuentes israelíes apuntan a que el explosivo podría haber sido una trampa intencionada.

Hay otras muertes entre las filas sionistas que los medios de comunicación israelíes no están contando ni con nombres, ni con fotografías ni con historias personales. Desde el 7 de octubre, día del ataque de Hamás contra el sur de Israel, al menos 10 soldados judíos se habrían suicidado tras no superar lo hecho y visto en el frente de guerra. Este dato incluye la franja de Gaza pero también los alrededores, puesto que algunos de los suicidios tuvieron lugar mientras la batalla seguía rugiendo en los kibutz cercanos al enclave.

Desde el 7 de octubre al menos 10 soldados israelíes se habrían suicidado tras no superar lo hecho y visto en el frente de guerra

Una investigación del diario israelí Haaretz publicada este 11 de mayo puso el tema encima de la mesa después de que las consecuencias psicológicas graves entre los soldados israelíes no pasaran de ser un tabú en la prensa de su país. Semanas atrás, en El Salto Diario nos habíamos hecho eco de algunos casos que sugerían una ruptura moral entre combatientes recientemente desplegados en la franja de Gaza. Como el caso de un soldado israelí de 25 años, diagnosticado con trastorno por estrés postraumático tras regresar del enclave, que abrió fuego contra su amigo en un apartamento en Tel Aviv. Antes, otro soldado regresado desde Gaza abrió fuego contra sus compañeros de unidad al despertarse en medio de una pesadilla.

Algunos de los suicidios que han tenido lugar desde octubre sorprenden los expertos consultados por Haaretz, porque se dieron mientras los combates seguían activos en el sur de Israel. El patrón más habitual, indican, es que el trauma aparezca una vez la guerra ha terminado, provocando despertares bruscos entre imágenes, luces y sonidos.

“Estoy asustada por lo que pueda ver en la franja de Gaza”

Aunque vaya protegido con el mejor equipamiento de guerra, un hijo es siempre un hijo. Los miles de soldados israelíes desplegados en Gaza desde octubre dejan atrás familias que sufren por su seguridad y madres que preferirían que sus hijos no tuvieran que marcharse.

“Estoy confundida y asustada”, explica Tally, israelí de unos 50 años. Está concentrada frente a la Knesset, el parlamento israelí en Jerusalén, en un campamento que demanda un alto el fuego que libere a los rehenes. La concentración pide también la dimisión del ejecutivo y está plagada de carteles con el rostro de Benyamin Netanyahu, primer ministro israelí, tachado por una cruz de color rojo. Tally denuncia que los líderes israelíes no tienen a los cautivos y a los soldados en el centro de sus prioridades. “No puedo llevar mi vida con normalidad mientras los rehenes están en Gaza y mientras me levanto cada día con noticias de otro soldado muerto en la franja”, declara a El Salto Diario.

Protesta contra el gobierno de Netanyahu

La preocupación por los soldados la sufre en carne propia. Su hijo acaba de regresar a casa después de estar tres meses y medio desplegado en Gaza como reservista. Pronto lo volverán a llamar a filas. “No tengo palabras para describirlo”, dice apartando la mirada llorosa cuando se le pregunta cómo es tener un hijo en el frente: “estoy asustada por su vida. Y tengo miedo de lo que le puedan mandar hacer. De lo que pueda ver. Y de cómo le afectará todo esto”.

Tally desconfía del gobierno de Netanyahu, al que querría ver fuera del poder, y asegura que su misión es hacer presión para que cuando su hijo vuelva a entrar en Gaza como soldado, el ejecutivo que gobierne Israel sea uno en el que ella pueda verse más reflejada: “quiero que el gobierno que le dé órdenes y que le diga qué hacer sea un gobierno que tome las decisiones adecuadas”. Según esta madre, su hijo ha regresado de la franja sin hablar demasiado. “Lo que ocurre allí es realmente horrible. Él ahora está en Israel intentando vivir su vida de nuevo. Mi responsabilidad es cuidarlo”.

Según el ejército israelí, 291 soldados israelíes han perdido la vida en Gaza desde el inicio de la ofensiva terrestre en el enclave. Las fuerzas armadas afirman que más de 40 de estas muertes son a causa de fuego amigo o de accidentes con sus propios explosivos. La cifra de bajas supera los 638 uniformados si se incluyen los que murieron durante la ofensiva de Hamás del 7 de octubre. Los partes de guerra israelíes incluyen más de 500 heridos de gravedad. Aunque las bajas son menores en comparación con los más de 45.000 muertos que las tropas israelíes han causado en Gaza —si se suman los 10.000 desaparecidos bajo los escombros—, se trata de cifras elevadas si se comparan con los estándares israelíes.

[Fotos del autor - fuente: www.elsaltodiario.com]

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