domingo, 29 de maio de 2016

Liliana Herrero: Confesión del viento

El viento me contó cosas que siempre llevo conmigo 
me dijo que recordaba un barrilete y tres niños 
que el sauce estaba muy débil, que en realidad él no quiso 
que fue uno de esos días en que todo es un estropicio 
Me dijo que los pichones a veces de apresurados caen al suelo indefensos 
y él no consigue evitarlo 
Me habló de arenas de agosto, de carta de enamorados 
del humo de las chimeneas, del fuego abrazando un árbol 
Iba cargado de culpas y seguía confesando 
en su lomo de distancias no cabalgaba ni un pájaro 
Era un fantasma ese viento, un alma en penando 
y en ese telar de angustias, tejió sus babas el diablo.

El viento me confió cosas que siempre llevo conmigo 
Me dijo que recordaba que en realidad él no quiso 
a veces de apresurados un barrilete y tres niños 
me habló de arenas al cielo y chimeneas al piso 
de cartas de enamorados, que todo es un estropicio 
Era un fantasma ese viento, tejió sus babas el diablo 
Iba quebrado de culpas y no consigue evitarlo 
en ese telar de angustias el fuego abrazando el árbol 
el sauce estaba muy débil y seguía confesando 
Le pregunté por las chapas del techo de los de abajo 
dijo: dijo el hombre ha de luchar para conseguir los clavos 
en vez de hincarse al rezar para olvidar su quebrantos 
o de sentarse a esperar regalos eleccionarios.

Me sorprendió la respuesta 
pero no quise atajarlo 
pues cuando lleva razón 
vaya, vaya quien quiere pararlo.



Letra de Roberto Yacomuzzi (Quemú Quemú, La Pampa )
Música de Juan Falú (Tucumán)





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