domingo, 8 de outubro de 2017

Nota sobre Xul Solar/EJERCICIOS DE MEMORIA



Escrito por Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El surrealismo no se dio en América Latina con el mismo ímpetu que en Europa. Diversos factores lo explican y no nos corresponden ahora. A pesar de eso, hay lunares interesantes que, dada su originalidad, se incluyen en tal escuela, como es el caso de Xul Solar, pintor argentino.

Dueño de una fantasía muy especial, Xul Solar excede a su tiempo y a su nación. Es el solitario orfebre de sus obsesiones. Pinta gigantes y grotescas naves espaciales similares a los dibujos de un niño. Sus telas se asemejan a las de Paul Klee.

Pienso que es un poco irrespetuoso con su memoria el encasillarlo en una corriente. Hombres de su talla tienen como hábitat el aire, la libertad.

Solar pertenece a aquella época argentina plena de arte (años 20-30). Se baila el tango sobre maderos mal lustrados y los versos tienen un dejo de burdel. Es el tiempo de Irigoyen, de Uriburu, horas de política extrema: asesinatos, bandas fascistas, bombas ácratas. La intelectualidad rioplatense mira hacia el Viejo Mundo y funda con ese parámetro la cultura más occidental de este continente. Es infinito el número de nombres y eventos dignos de mencionarse.

Sobre la oscuridad que albergaba luces intensas, sobre el prolífico y tenebroso Buenos Aires, el pintor pasea su imaginación igual a un dios a quien no interesan mucho las trivialidades humanas. De la soledad surgen las formas y colores; el pintor siente poseer el mundo.

Borges, que había leído y visto todo (o palpado), afirmaba que solo en dos o tres ocasiones en su vida sintió estar ante una personalidad genial. Citaba entre los dichosos poseedores de su recuerdo a Xul Solar...

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[Publicado en TEXTOS PARA NADA (OPINIÓN/Cochabamba) - imagen: Ciudad y abismos, 1946 - reproducido en lecoqenfer.blogspot.com]

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